Los teóricos del larricismo dan por hecho de que, tras aquel breve y chispeante distanciamiento, y una vez este cacho de líder puso orden en su atolondrada cabecita, está siendo él y no otro el que está echando una mano a José Manuel Soria a reposicionarse dentro del PP nacional, única posibilidad que le queda para salvar los muebles en Canarias. La desesperación de Rajoy por acopiar apoyos para el congreso nacional del PP de este fin de semana ha sido hábilmente aprovechada por estos dos oportunistas de la política para reposicionarse y poner una pica en Génova, donde hasta el otro día lo tenían francamente (con perdón) mal. La reconversión rajoniana de Gallardón y ese fervor por el alcalde de Madrid que de repente le dio al veterano maletilla también han contribuido a este reposicionamiento.