Soria creía que jugaba en casa y que podía sacar pecho y dejar desguarnecidos algunos flancos para que se colara la verdad de modo impepinable. Dos periodistas, José Moreno y Enrique Bethencourt, uno en una dirección y el otro en otra, afearon al vicepresidente del Gobierno varias de sus actitudes y líneas argumentales. Moreno le recordó lo sustantivo en todo esto, la larga ristra de presuntos chorizos del PP que se encuentran imputados por delitos relacionados con la corrupción, algunos de ellos a punto de sentarse en un banquillo y responder ante un jurado popular o un tribunal. Bethencourt, sin embargo, afeó a Soria el caso Soriagate, esas pornográficas grabaciones que terminarán estallando en las manos a su partido. El presidente del PP se defendió acusando al periodista de mentir, “como lo hace usted todas las mañanas en su programa de radio”. Y mentó a Román Rodríguez...