Asamblea Majorera tendrá todos sus defectos, los propios de todos los partidos y los naturales de la filosofía asamblearia de este invento que lleva años y años de funcionamiento. Pero tiene también sus virtudes, y una de ellas es el modo de arropar a los propios, por mucho que los propios hayan caído en alguna tentación venial. Lo hizo José Juan Herrera Velázquez cuando se echó en brazos de ATI para aceptar el cargo de consejero de Turismo sin ser nombrado por la asamblea de su partido. Luego se lo admitieron y a continuación lo perdonaron, si bien es cierto que sobre el consejero ha pesado estos años la daga de la incompatibilidad, que en AM era sagrada hasta ahora. Pero como no lo querían perder, lo han aguantado hasta la próxima crisis de Adán Martín. Herrerita saltará entonces a su escaño de diputado y volverá a hacer política de puerta a puerta en Puerto del Rosario, donde lo echan de menos por sus facultades para encantar a los electores. Le buscan una salida honrosa, y seguro que se la encuentran.