Se complica por momentos la Operación Salmón, aquella consistente en viajar a Noruega y regresar hecho un brazo de mar (o de río caudaloso (táchese lo que no proceda), para aprobar al compañero de pesca y dueño del jet un plan de 3.600 camas en Anfi Tauro. Sumen al cabreo empresarial por el bloqueo anual a nuevas iniciativas y a la airada reacción de otros inversores con expectativas, el descubrimiento este jueves de que la aprobación del plan de Anfi Tauro por parte de la Comisión de Gobierno del Cabildo de Soria (provincia de Las Palmas) fue ilegal. Concretamos: contraviene la Ley de Grandes Ciudades, de la que tanto se alegra el PP para saltarse tantos y tantos controles por parte de la oposición. Pero para más complicaciones, resulta que esa misma ley sitúa ese tipo de decisiones en las solas manos del presidente de la Corporación, el único de todo el Cabildo que está moralmente inhabiltado para hacerlo precisamente por aquellas veleidades salmonelósicas. O algo así.