Ayer, Perfaler, aquella empresa para todo que acabó enfrentando en el último pleno a la alcaldesa con la Narváez; hoy, el Plan General, mañana, ni se sabe. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana parece estar bajo la maldición de un gurú que consigue que los dos partidos del grupo de gobierno se peleen por las cuestiones más peregrinas. Algunas tienen calado, es cierto, pero otras se asemejan más al patio de un colegio que a lo que debería ser un equipo de personas dispuesto a sacar adelante un municipio al que, para que no le falte de nada, hasta se le viene abajo el edificio de las oficinas municipales. La última pelea que ha aflorado tiene que ver con un policía local, de nombre Francisco Roger, adscrito al equipo de disciplina urbanística, en manos del PSOE.