Ya anda el Gobierno socialista del Reino de España afanado en la preparación de una ley que reduzca al máximo el campo de acción de los que gustan hacer chanchullos con el urbanismo, una moda que se ha extendido de manera muy peligrosa por todo el suelo patrio, especialmente desde que Aznar abrió la mano con los suelos urbanizables. Una de las limitaciones que prevé esa ley es la prohibición a todo funcionario público de integrarse en alguna empresa con la que haya tenido que ver durante sus tareas en la Administración en los dos años anteriores. Así que mucho nos tememos que el director de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, José Setién, tendrá que deshojar la margarita con un poco más de agilidad porque, como se le eche encima la norma, sus más conspicuos enemigos se la restregarán por el hocico. Y a Fadesa, muy beneficiada por decisiones de este Ayuntamiento en los últimos tiempos, le rogamos paciencia, que ya contestará el hombre. Y si no, que busquen otro director para Canarias.