Agosto es mes de pachorra y de vuelva usted en septiembre. Menos para determinadas trapisondas político-administrativas que les hemos contado aquí con profusión. Añadan la de San Rafael, por si no la tenían, porque las prisas que se dio en primavera el Ayuntamiento de Telde para sacar adelante la operación, se tropezaron luego con un paréntesis que se reabrió en agosto, cuando estaba de alcalde accidental Guillermo Reyes. El 18 de agosto de 2004, efectivamente, la Junta de Gobierno de Telde aprobó la permuta de la finca de San Rafael por el mismo sistema empleado en Las Palmas de Gran Canaria por José Manuel Soria dos años antes con La Favorita: el empresario Santana Cazorla compra la propiedad (en este caso a los Benjumea) y se la permuta al Ayuntamiento por unas propiedades municipales que cuestan tres veces más que la finca permutada. Previamente, el 12 de agosto, se producen dos informes necesarios: uno del jefe de las Dependencias de Urbanismo, José Luis Mena, incluyendo la propuesta de permuta, y otro del negociado de Patrimonio dando vía libre a la operación. A la historia le falta ahora el remate, pero ese ya no lo podemos poner nosotros.