Si lo que pretendía José Miguel Pérez, presidente del Cabildo de Gran Canaria, era poner nervioso en este agosto al vicepresidente del Gobierno, José Manuel Soria, lo ha conseguido. Damos fe. Soria provocó primero reclamando de los cabildos y de los ayuntamientos canarios 200 millones de euros por disminución de recaudación impositiva. Un fiera el consejero de Economía y Hacienda, que cargaba de este modo sus imprevisiones presupuestarias sobre las instituciones económicamente más débiles del sistema. Pérez le contestó y le sumó una balacera por el asunto de la gestión de AENA por parte de las autonomía, avisando, el muy malcriado, que no quiere ver “las zarpas de Soria y de ATI” en el aeropuerto de Gran Canaria. Y fue a partir de ahí cuando perdió los estribos su excelencia, que no ha encontrado mejor contraataque que reclamar al presidente del Cabildo que reponga la bandera de la plaza de los Fueros de Gran Canaria. Patinó again.