En el momento más inoportuno y en el lugar más inapropiado, como corresponde a los políticos excesivos, Soria la ha vuelto a liar en Madrid, demostrando una vez más que la política nacional le viene grande y que en la política canaria su estrategia de conveniencias, desplantes, expulsiones y bravuconerías está tocando a su fin. ¿A quien se le ocurre enviar un SMS con un “¡Arriba España!”? ¿Creería que el texto “secreto” y “privado” no saldría de Mogán, Santa Brígida o Telde? El protagonista del Comité Ejecutivo Nacional de ayer fue el presidente del PP canario cuya nueva metedura de pata metropolitana no sentó lo que se dice muy bien a Mariano Rajoy, harto de que los demás le remuevan las ya de por sí agitadas aguas interiores (con perdón). Las intervenciones de repulsa y rechazo, en apoyo de María San Gil, fueron “más de las necesarias”, según un alto cargo del PP presente en la reunión.