Ejemplos de cómo jode Spanair la vida a los canarios los tenemos, desgraciadamente, todos los días. Este mismo martes, sin ir más lejos, los pasajeros que pretendían volar desde Madrid a Gran Canaria en el JK 5042, que teóricamente tiene que despegar a las 21.35, vieron cómo la compañía los dejaba tirados en el aeropuerto hasta las cinco de la madrugada. Efectivamente, alrededor de esa hora despegó ese vuelo después de que la compañía entretuviera a sus clientes largo rato sin ofrecerles la menor explicación, sin poder darles de cenar porque cerraron todos los restaurantes de Barajas y sin proporcionarles cualquier alternativa. Todo se debió, según informaciones oficiosas obtenidas por los pasajeros (porque información oficial no hubo en ningún momento) a que la tripulación se negó a volar en el avión asignado, presuntamente por algún problema técnico que no se podía solventar. El avión, siempre según la versión de los pasajeros, voló vacío hacia Palma de Mallorca,lo que obligó a la compañía a activar otro aparato que aterrizó en Gran Canaria alrededor de las siete de la mañana, con siete horas y media de retraso sobre la hora programada. Pero la noche de este miércoles, consultando la web de Aena, ya aparecía ese mismo vuelo, el JK 5042, con su salida programada con dos horas de retraso con respecto a la hora prevista. Es decir, que si no se producían más demoras, esos sufridos viajeros iban a aterrizar en Gando a la una y media de la madrugada de este jueves. ¿Y el de Barcelona (JK 7567)? Pues llegaba con dos horas y cuarenta minutos de retraso (a la una y diez de la madrugada).