ARB. Ésas son las iniciales de la persona que pasó a limpio la sentencia dictada el pasado mes de julio por la Sala de lo Penal del Supremo estimando el recurso de casación presentado por el diputado gomero de CC Esteban Bethencourt. A ARB hay que atribuirle las erratas incluidas al inicio de esa resolución, donde se confunde la sede de Las Palmas de Gran Canaria del Tribunal Superior de Justicia de Canarias con la del TSJ mallorquín en Palma de Mallorca, y el mismísimo alto tribunal canario con el de Baleares. Un cacao maravillao, vamos, de esos que nos hacen siempre sospechar que en la meseta aún quedan personas que creen que las Islas Canarias están en realidad en aquel recuadro de los mapas dibujado frente a Alicante. Y que la hora menos es por el recuadro, no por otra cosa. Por cierto, hay que leerse la sentencia que anula el juicio que condenó a Bethencourt y obliga a celebrar uno nuevo con otro jurado y otro magistrado-presidente.