Todos en CC reconocen que el papelón en el que el presidente del Cabildo, José Miguel bravo de Laguna, colocó desde el lunes a Fernando Bañolas no era fácil de digerir, y que la salida más honrosa era la que, efectivamente, se tomó este viernes. Pero igualmente todos en la organización nacionalista se plantean cuál debe ser el siguiente paso teniendo en cuenta que falta el pronunciamiento de la permanente regional, que se reunirá el próximo lunes si no vuelve a haber un aplazamiento. Desde luego parecen bastante maduras las censuras en Firgas y Moya, donde caerían una alcaldesa y un alcalde del PP, respectivamente, pero la posible moción a la alcaldesa de Telde, la popular Mari Carmen Castellano, ha sido puesta en remojo. Y los primeros que lo han hecho son los nacionalistas teldenses, que sufren muchísimo cuando se les menta la posibilidad de pactar con Nueva Canarias, la bicha con cuernos y rabo que los hizo desaparecer del mapa durante muchos años en esa ciudad. Por mucho que la confluencia entre ambos partidos haya empezado su camino con el acuerdo electoral adoptado para el 20-N, todos prefieren esperar a que el fruto esté más maduro antes de actuar. Previamente deberían producirse algunos acontecimientos, como que Paco Santiago, el eterno alcalde nacionalista, obtenga plaza en el Senado, o que en su defecto se le busque otro destino que permita a la dirección local presentar ante la militancia teldense un acuerdo que parezca distinto a lo mismo de siempre. Y, acto seguido, convencer a Más por Telde y al PSOE, cuyos cuatro concejales, dos por cada formación, son indispensables para descabalgar al PP y a Ciuca.