La nueva era del PP canario tendrá sede central en Santa Cruz de Tenerife. Las décadas de poder grancanario parecen tocar a su fin tras los mandatos de José Miguel Bravo de Laguna y José Manuel Soria. Si el segundo confirma su retirada a ambiciones madrileñas y ese primero su renuncia a participar activamente en la vida interna del partido más allá del cargo que le corresponda como representante en el Cabildo, todo hace pensar que el nuevo liderazgo conservador tendrá nacimiento y domicilio tinerfeño. Cristina Tavío y Antonio Alarcó son los dos nombres que mencionan casi de inmediato los dirigentes del partido cuando se les pregunta por quinielas, con permiso de Manuel Fernández y sus debilidades filiales. Parece razonable una vez han quedado decapitados posibles aspirantes como Ángel Llanos o Miguel Cabrera Pérez-Camacho, en el caso de Tenerife, o de Paulino Montesdeoca o María Australia Navarro, en el caso de Gran Canaria. Porque aún en la hipótesis de que Bravo de Laguna y Juan José Cardona alcanzaran presidir el Cabildo o el Ayuntamiento, ninguno de los dos tiene ambiciones orgánicas. Y sin ellos moviendo a algún delfín frente al previsto ascenso del PP en Tenerife, difícilmente podría cuajar un presidente grancanario. Pero todo quedará abierto, si se abre, en función de lo que digan las urnas el 22 de mayo, insisten los teóricos del post-sorianismo.