El caso es que la reapertura de una restaurada cofradía de pescadores ha acercado a Marcos Brito y Eva Navarro, que ya empiezan a lucir palmito de conciliación. Lo que hay que ver. Sobre todo, en Mi Tierra TV, la impagable (con perdón) televisión local de la ciudad tinerfeña, cuyo abanderado, el inclasificable Pepe López, siempre con el aval de Brito, actúa como maestro de ceremonias en un más que atrevido ejercicio de intrusismo profesional. Fíjense cómo andará de madura la cosa que a la misma escenificación se ha sumado Pilar Merino, consejera de Agricultura y Pesca del Gobierno de Canarias, quien se ha comprometido a estar presente el próximo domingo en un remedo de manifestación religioso-popular que en el Puerto de la Cruz llaman “embarcación chiquita”, patrocinada, por supuesto, por la televisión de marras. Ya hay apuestas: el martes o el miércoles próximos se presenta la moción de censura que devolverá la alcaldía a Marcos Brito. Lo que ocurrió en el pasado, pelillos a la mar, nunca mejor dicho. ¡Ay, esa memoria! ¡Ay, esa política portuense!