El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Pintadas contra Soria y Bento ecologista
Muchas cosas están cambiando en el panorama periodístico isleño por culpa de la crisis, el petróleo y la disputa en el seno de Coalición Canaria. Sí, repetimos: la crisis, el petróleo y la disputa en el seno de Coalición Canaria. No hacen falta muchas explicaciones para comprender que determinados medios de comunicación de las islas, más orientales que occidentales, anden entregados a la causa de Repsol por motivos puramente comerciales, allá cada cual con su cuenta de resultados y con lo que explique a su parroquia. La crisis obliga a algunos ahora más que nunca a ceder el terreno de la independencia para que lo ocupen no ya los accionistas y sus intereses, como venía siendo norma, sino los anunciantes. Lo peor no es que los medios se rindan ahora ante causas más o menos mercantiles, y que se remanguen con sentidos editoriales que ni sus autores se creen. Lo malo es el cambio de rumbo que algunos afamados escribanos han tomado para poner la mano y verla acto seguido colmada de parabienes y de un sobre con billetes hasta sumar 3.000 euros al mes, por ser más precisos. En otro apartado de difícil encaje para los que han hecho un máster en la cabecera en cuestión nos encontramos con el periódico El Día, donde podemos apreciar dos giros verdaderamente espectaculares. El primero de ellos se produjo a partir del fallecimiento del que fuera durante décadas su editor: los artículos editoriales han abandonado casi simultáneamente la llamada en primera página y los insultos, lo que debe haber llenado de regocijo y alborozo, por un lado a los periodistas de la casa, y por el otro a los hasta entonces insultados. De entre éstos cabe distinguir a su vez dos grupos, los que han conseguido que cesen los insultos sin más, y los que han aprovechado el cambio en la dirección para retomar una política comercial hasta entonces aparcada.
La dijo la sartén al cazo
Pero donde hubo siempre queda, y a pesar de la escuálida memoria de algunos, para la posteridad quedarán los centenares, casi diríamos que miles, de artículos editoriales dictados por el fallecido José Rodríguez preñados de toda suerte de insultos e improperios dirigidos a los que o no comulgaban con sus postulados o habían aparcado aquella política comercial que ahora ha regresado a casa, como el turrón por navidad. Y aquí viene el segundo giro espectacular de El Día: Que el mismo periódico donde se vertieron los más deleznables insultos contra Paulino Rivero, Ángela Mena o Ana Oramas, donde se incitó al personal a desempolvar la guillotina, echarse a la calle y hasta usar la lapidación como castigo al político traidor, saliera como hizo este lunes en defensa de José Manuel Soria por las cuatro pintadas –exactamente cuatro- que aparecieron días atrás en las calles de Arrecife, es un ejercicio supino de cinismo. Y no les falta razón a los editorialistas (suponemos que siguen escribiendo en comandita) cuando rechazan ese tipo de protestas en las que se puede leer que se busca a Soria “vivo o muerto”. Lo que les falta en realidad es legitimidad moral para manifestarse públicamente en contra de los insultos contra los políticos, porque esos mismos escribanos los pusieron negro sobre blanco una y otra vez durante años amparándose en que era su editor el que se los dictaba. Claro que, conociendo como conocemos a los amanuenses en cuestión, la autoría de muchos de esos epítetos es perfectamente reconocible por cualquiera que lea más de cuatro periódicos al día.
Ecologistas favorables al petróleo
Las posturas enfrentadas ante la polémica del petróleo son muy respetables siempre que se expresen con honradez y dentro de los cauces democráticos. De eso nadie debería tener dudas a estas alturas, por lo que parece sorprendente que haya que recordarlo. Recurrir al insulto o a la violencia sólo retrata a quien lo hace, y no necesariamente al colectivo social que opina igual, pero pacíficamente, que el violento. Ha habido mucha gente que ha cambiado de opinión a lo largo de los años y de este dilatado proceso; los hay que fueron partidarios y dejaron de serlo tras el accidente mortal en el Golfo de México. Los hay que pueden haber cambiado de bando por oportunismo político, y los hay que se aferran a las prospecciones sencillamente porque lo dice el jefe de filas. Creíamos que el catálogo acababa más o menos ahí hasta que estos últimos días hemos conocido a dos cargos públicos del Partido Popular que están en misa y repicando, en el entierro y en el bautizo, quemando el bosque y apagando el incendio manguera en mano. Un concejal de Mogán, del PP por más señas, se ha desparramado con harta frecuencia en las redes sociales felicitándose por los éxitos de los movimientos ambientalistas en contra de las grandes petroleras en espacios como el Parque Nacional de Virunga o en el Ártico, o por la suspensión de la caza de ballenas en Japón. Pero cuando llegó la hora de la férrea disciplina de partido, el edil en cuestión, de Deportes por más señas, se inclinó por votar en contra de la moción de los grupos de la oposición contra las prospecciones en Canarias. Que una cosa es hacerse el moderno en las redes sociales y otra jugarse el pescuezo jodiéndole el negocio a Repsol.
Paga cuota a Greenpeace para que haga lo contrario
En el mismo grupo de este concejal moganero de ecologistas favorables a las prospecciones de Repsol pero no de la Shell en el Ártico o en el Parque Nacional de Virunga (República Democrática del Congo) encontramos a Enrique Hernández Bento, nuestro admirado subsecretario de Estado de Industria. Lo ha confesado él mismo: soy socio de Greenpeace desde que tenía 18 años y gracias a ONG como estas a las petroleras se les exigen mayores garantías ambientales. Ole tus castañuelas, Enriquito. El disparate es de un calibre colosal porque no es que Greenpeace exija garantías ambientales a las petroleras, es que exige que no haya petroleras, que no haya prospecciones, que se invierta la ecuación y se vaya de una vez a las renovables cien por cien. Basta con entrar en su web y leerse sus principios para darse cuenta de que el señor Hernández Bento encarna el espíritu mismo de la contradicción. A ver cómo se lo podemos explicar para que lo entienda: don Enrique, ser socio de Greenpeace y apoyar las prospecciones en Canarias es como ser de Amnistía Internacional y estar a favor de la implantación de la pena de muerte. Elija el país, da lo mismo.
¿Lo mandarán al Cabildo o al Ayuntamiento?
Enrique Hernández Bento está haciendo su carrera política, que según la semana que toque se torna carrerón. Pero ya lo dijo con mucha gracia José Carlos Mauricio cuando vio llegar a Juan Fernando López Aguilar a Canarias: “Este entrará por una puerta y saldrá por una ventana”. No le aventuramos una larga permanencia en la política al señor subsecretario a no ser que la suerte le acompañe y pueda seguir pisando moqueta, porque no es un personaje que cuadre en la bancada de la oposición. Es una cuestión de estilo y de carácter, y por mucho que quiera aparentar que maneja los escenarios y los tiempos, mucho nos tememos que la habilidad no es una virtud con la que lo haya adornado la madre naturaleza. Hasta los suyos le tienen cogida la matrícula. Hace no muchos días pudo oírsele a Mercedes Roldós en animada charla con su señor esposo de ella caminando por la arena de la playa de San Agustín conversando sobre el pavo en cuestión. Ella, que ha estado para las verdes y para las maduras, en la riqueza y en la pobreza, preguntaba a su inseparable Francis Hernández Vulcan si Soria lo mandará para el Cabildo o para el Ayuntamiento. Y, lo que parecía más reproche: “Es que le hace más caso al subsecretario que a mí”. Ay, cómo anda el patio. Y la orilla de la playa con estos sofocones.
El Zorro cambia de defensa
Es imposible olvidarse de ese personaje tan pintoresco que durante años y años ocupó titulares de prensa y espacios de radio y televisión cantando las excelencias de la responsabilidad social del empresariado. Nos referimos, cómo no, al inigualable José Miguel Suárez Gil, ex presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, ex diputado e intermediario del negocio frutero. Sus últimos años han sido un ir y venir de desdichas, ingresos en prisión y tobilleras de localización electrónica desde que un mal día de enero de 2011 decidió anteponer a la ruptura de su matrimonio con la abogada Josefina Navarrete su hombría de propietario de un arsenal de armas, unas más ilegales que otras. Aquellos episodios tan lamentables se saldaron, sin embargo, con una leve condena que tuvo que cumplir por haberla quebrantado acercándose a su víctima más de lo judicialmente permitido, lo que ahora habría de estarle llevando nuevamente ante los tribunales precisamente por haber hecho pitar el dispositivo de alejamiento en unas 170 ocasiones, más o menos. El pasado 27 de junio, cuando debió haberse celebrado la vista oral, anteriormente suspendida, no se presentó el acusado al juzgado de lo Penal que debía recibir su versión. En su lugar lo hizo una abogada que nadie se esperaba, sustituta del sustituto que a su vez había sustituido a otro grande del foro, Eduardo López Mendoza, que rompió sus estrechos vínculos con el Zorro de una manera tan traumática que ahí andan los dos enfrascados en demandas cruzadas que es un gusto verlos. La nueva letrada plateada es más bien rubia y responde al nombre de Elizabeth Cardona Mínguez. Aunque su primer apellido pueda inducirles a confusión, sepan que no debe tener mucho parentesco con el alcalde pepero porque la doña es natural de Brasil, y ya ha ejercido en alguna ocasión en esta plaza porque consta que incluso fue fiscal sustituta.
Otro aplazamiento más
Cuentan los cronistas hasta los nuevos juzgados destacados, que la nueva letrada del Zorro “era desconocida hasta la fecha en la plaza” y que “lucía cabello rubio de los que producen los afeites usados por las damas para embellecerse, tez cetrina que denotaba su mucho tiempo pasado a los calores del verano, terno formal y caminares airosos”. Díjose entre el público, sin que nadie lo haya logrado confirmar, que provenía de la Villa y Corte porque “no saludó a nadie y tenía aires altivos”. Cronistas más metidos en las cuitas jurídicas aseguran que la señora Cardona alegó la ante el tribunal no haber tenido tiempo de finalizar sus quehaceres en beneficio de su cliente, “que una vez más no compareció al llamamiento, por lo que el público murmuraba de su falta de cortesía”. La abogada quiso explicar tal sobrevenida circunstancia en alguna disputa con el anterior letrado, procedente también de la Villa y Corte, y su incapacidad por tanto para embridar Código Penal en mano tan complejo comportamiento de su patrocinado. La juez, escamada ante este nuevo retraso, consideró prudente acceder a la suspensión del juicio no fuera a ser que la parte contratante de la parte contratada terminara por alegar indefensión y la cosa se tornara más alambicada de lo que ya parece. Al público presente solo le faltó entonar un sonoro “oooooh” de frustración porque quería ver cómo se desenvolvía en estrados la llamativa letrada. Así las cosas, la vista oral en su tercer intento, ha quedado fijada para el 22 de septiembre, plazo considerado por los profesores y sus más aventajados alumnos de la Facultad de Derecho de Las Palmas de Gran Canaria como más que suficiente para que la nueva letrada pueda conocer en profundidad al que es su patrocinado y patrocinador.
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