De aperitivo, los socialistas pidieron, por boca de José Alcaraz, mandar a la Fiscalía las conclusiones oficiales de la comisión eólica, ya saben, ésas donde se dice que era el PSOE el muñidor y Celso Perdomo el responsable político. Se negaron Belda y Mato alegando que no se atribuía a nadie delito alguno en esas conclusiones, y que lo que se dice de José Francisco Henríquez y el tráfico de influencias viene a ser un “tráfico de influencias político”. Muy bueno, sí señor, ¡tráfico de influencias político!, como podría haber, por ejemplo y ya metidos en fábulas, trata de blancas política, cohecho político o conducción temeraria política. Poco a poco los tramposos quedan acorralados en sus propias trampas y hasta agachan la cabeza para reconocer que se les fue la mano mandando a la Fiscalía la reacción de defensa del ciudadano atacado por la institución. Saben que no se van a comer una rosca con tal iniciativa, pero lo que no saben es qué consecuencias (políticas, por supuesto) tendrán que pagar por tan insultante patinazo.