Nadie niega en el equipo de gobierno de Las Palmas de Gran Canaria que la dimisión de Carmelo Padrón ha sido un contratiempo grave por la pérdida de un valor importante y por el desgaste de imagen que está comportando. Pero tras la conmoción inicial, la sensación de abismo se está tornando tranquilidad al comprobar que, como no podía ser de otro modo, hay nombres de sustitutos y de sustitutas lo suficientemente sólidos como para no caer en la consternación ni en el desánimo indefinido. El alcalde Saavedra se lo ha tomado con la parsimonia que suele aplicar a todas sus decisiones. No regresará de La Palma hasta el día 4, y salvo filtraciones poco probables, no se conocerá el alcance de la remodación municipal hasta que a él le dé la gana anunciarla.