No dejan de sorprendernos algunas actuaciones de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, cada vez más parecida a la neoyorquina en aquello de protegernos y servirnos. Este sábado hizo una más de las suyas ante la undécima edición de la marcha del orgullo gay, que se celebraba en esta ocasión bajo el lema de matrimonio=matrimonio, lo que parece que jode a más de uno, dicho sea sin animus iniuriandi. Cuando la marcha iba a dar comienzo, en el extremo oeste de la avenida Mesa y López, se personó un operativo de la Policía Local indicando a los organizadores que aquello no podía ser, que un informe del propio cuerpo señalaba que se iba a perjudicar el tráfico de la zona. Los organizadores, que contaban con todos los permisos exigidos por la legislación vigente, no se plegaron al capricho policial de última hora, y telefonearon al nuevo concejal de Seguridad, Ángel Sabroso. Éste, que ya había manifestado su intención de acudir a la marcha, se personó en la cabecera de la misma y convenció a sus agentes de que se replegasen convenientemente. La manifestación se celebró con algo menos de público que otros años y con la única presencia de Sabroso (PP) y de Tere Morales (PSOE) como destacados políticos, y con siete matrimonios (cuatro entre mujeres y tres entre hombres) portando la pancarta de cabecera.