Hace días les anticipábamos que la Consejería de Industria que dirige Soria II disolvería la empresa de Vientos del Atlántico. Ya nos han dado la razón o, lo que es lo mismo, mientras no nos nombren ayudantes del fiscal del distrito, nos conformaremos con el rol de adivinos. Vientos del Atlántico se creó para que parte de los beneficios de la energía eólica se quedaran en Canarias en lugar de hacer el camino de vuelta en manos del tecnólogo inversor. Ahora quieren un poquito más de detalle a la hora de residenciar esos beneficios y, claro, la empresa pública es de lo más molestoso, de ahí su decapitación. Si lo tuviera que explicar alguien sano y noble sería más o menos así: ?Antes querían mamar unos y ahora otros?. Ninguna mamadera se ha consumado por el momento, pero los mimbres están bien enlazaditos. Lo ya seguro es que Vientos del Atlántico ha dejado de soplar.