La expulsión de Suárez Gil de las esferas de poder de las instituciones empresariales es un anhelo para muchos empresarios, pero el Zorro es un personaje que ha sabido colocar unos buenos anclajes en las levitas de determinados prebostes de las patronales canarias en previsión de que llegara el momento que ha llegado. Jaime Cortezo es uno de esos prebostes (en este caso venido a menos), y necesita a Suárez Gil para determinadas operaciones adscritas a la clasificación de actividades molestas e insalubres. Por eso ambos crearon ese pueblerino remedo de lobby que es el Centro de Estrategias Empresariales del que, poco a poco, y a medida que se han ido oliendo el percal, han ido saliendo los empresarios más influyentes. Pero Cortezo necesita que el Zorro siga en el machito de la Cámara, y hasta ha sido capaz de hacerle un par de feas encerronas a Tadeo para tratar de reconducir la situación.