Pues no debieron ser muy sólidos los vínculos que el promotor inmobiliario Jaime Cortezo estableció con el arquitecto Jacques Herzog, porque en una crónica de La Provincia de septiembre de 2010 leíamos que Norman Foster, Santiago Calatrava, el propio Herzog y la japonesa Kasuyo Sejima eran entonces “los arquitectos que cuentan con más opciones para diseñar el proyecto”. Y el proyecto ya era en septiembre una “gran torre de viviendas de lujo, oficinas y locales comerciales, una plaza pública con acceso al mar y aparcamientos subterráneos”. Este lunes, en ABC leíamos, por el contrario, que “el proyecto del arquitecto suizo (Herzog) no es una torre de viviendas, aunque Cortezo prefiere no desvelar cuál iba a ser el edificio ni de qué tipo”. Lo podemos entender. Sobre todo cuando ha prevalecido la idea de que con la Ley de Costas en la mano, el islote apenas cuenta con espacio para actuaciones urbanísticas. Pero de todos es conocida la facilidad del promotor para invadir zona de protección de costas, como es el caso de Hoya Pozuelo, urbanización ilegalizable y sometida a un alto riesgo de demolición.