El CEIP Elvira Vaquero de Valsequillo representa a Gran Canaria en el Eurovisión escolar

‘Color Esperanza’ es el tema elegido por las alumnas y alumnos del CEIP Elvira Vaquero para concurrir al concurso internacional de canciones de Schoolvision. El resultado de meses de preparación y ensayos es un vídeo de cuatro minutos y 29 segundos donde el alumnado de este centro escolar de la localidad de Valsequillo, Gran Canaria, muestra arte y desparpajo a partes iguales. El objetivo, señala el profesor Javier Perera es “implicar a todo el colegio para sacar en común un proyecto de la complejidad de grabar un vídeo musical que tenga calidad”, pero más allá de los motivos pedagógicos también hay tensión competitiva. Van a ganar. Porque ya lo han hecho. En 2016 lograron ser los primeros de Europa con una versión de ‘Bajo el mismo sol’ de Álvaro Soler después de varios años de participaciones exitosas (segundo lugar en 2014 con ‘No importa que llueva’ de Efecto Pasillo y tercero un año antes con ‘Vivo en un Archipiélago’ de Manuel Negrín). El centro grancanario es el único representante español que concurre a este certamen auspiciado por la Unión Europea.

Esta actividad escolar es mucho más que un festival de videoclips. Las alumnas y alumnos se implican de manera directa en la elección de los temas, los arreglos vocales y la preparación de las coreografías. Un trabajo que se inicia durante el primer trimestre de cada curso con un proceso participativo en el que los chiquitines son los protagonistas. “Los profesores hacen una preselección de temas que después se votan para ser elegidos por mayoría”, señala Perera. La idea, comenta el docente, es que cada canción seleccionada “cumpla una función pedagógica a través de claves como el mensaje que se da o los valores que transmite”. Es sólo el inicio de un calendario de trabajo que culmina durante el segundo trimestre del curso con el montaje de la coreografía, multitud de ensayos y, como punto final, la grabación del clip.

Todos participan. Desde el más pequeño (con tres años) a los que están a punto de dar el salto a la Secundaria (12 años); en este caso estamos hablando de 240 niñas y niños de todos los cursos. “La idea es implicar a toda la comunidad educativa en el proyecto. Y por eso todos cantan; todos participan en la coreografía y todos van a las sesiones de grabación”. Después, señala el profesor, con el montaje se seleccionan las mejoras tomas para que el resultado sea impecable y con la calidad necesaria para competir. Pero es un proceso de creación colectiva que se inicia con los primeros compases del año escolar. “Desde antes de Navidad ya están como locos preguntando que cuándo empiezan los ensayos”, destaca Javier Perera. El docente añade que es tal la implicación del centro con esta actividad que “ellos mismos son los que proponen hacer esto o aquello en las coreografías o dan ideas para pintarse la cara o maquillarse. Ya están acostumbrados a trabajar en equipo y eso es lo más importante: porque al final son las alumnas y los alumnos los que sacan el proyecto adelante. Nosotros sólo los alentamos y los guiamos”. Y en el resultado se ve que hay trabajo detrás. Un exigente calendario de ensayos y pruebas que consume buena parte de los recreos y espacios libres del segundo trimestre de cada curso escolar.

Al igual que sucede con Eurovisión, el certamen se celebra a mediados del mes de mayo. Pero aquí no hay actuaciones en directo ni egos nacionales en juego. Hay mucho trabajo, ilusión y ganas. Ya participar junto al resto de colegios del continente es un premio. Esta iniciativa forma parte del programa ‘eTwinning’, una iniciativa de la Unión Europea que fomenta la colaboración de docentes y centros escolares de todo el territorio comunitario a través de uso de las nuevas tecnologías de la información. El objetivo es claro: seguir haciendo comunidad e inculcar a los niños y niñas la conciencia de que más allá de fronteras Europa es un proyecto común que comparte cultura, ideas y valores.