'La conciencia del paisaje' revive a César Manrique
La belleza descarnada de la tierra volcánica que inspiró a César Manrique se refleja, veinte años después de su muerte, en la exposición retrospectiva La conciencia del paisaje, una muestra emocional, sensorial, reflexiva y que busca la sorpresa, como hacía el artista lanzaroteño en vida.
La conciencia del paisaje reúne por primera vez en Canarias una colección de 83 obras del creador con la organización de la Fundación CajaCanarias, en cuyos espacios culturales de Santa Cruz de Tenerife y de La Laguna podrá visitarse hasta el 10 de agosto, y que cuenta con la colaboración de la Fundación César Manrique. La muestra, que se organizará a partir del 14 de septiembre en el Centro de Arte La Regenta de Las Palmas de Gran Canaria, exhibe la obra de un artista “que cambió la forma que hoy tenemos de entender nuestra relación con el paisaje y con la tierra”, afirmó en la presentación Álvaro Marcos Arvelo, director de Acción Cultural de la Fundación CajaCanarias.
Por ello los promotores de la muestra no podían limitarse “a revisar la obra” sino que la retrospectiva conduce “a través de ese espacio soñado por el artista para que sea el espectador el que de con las respuestas porque César creía, al final de su vida, que los jóvenes lo construirían”, aseveró Arvelo. Él era un convencido del poder de la educación como catalizador de un pensamiento crítico y la exposición tiene entre sus objetivos lograr que los jóvenes que participen en los talleres Despertares adquieran esos conocimientos porque, añadió Álvaro Marcos Arvelo, si se detiene esa correa de transmisión de “vamos a perder una de las últimas oportunidades de engancharnos al vagón del espíritu que representa César”.
Ese espíritu es el de preservar “los frágiles mecanismos de la vida en nuestra tierra como única forma de mejorar la condición humana” y, para ello, la retrospectiva refleja la creatividad de Manrique, básicamente en su obra pictórica, desde sus inicios en la década de los 40 del siglo XX hasta poco antes de su muerte, en 1992.
“Este tiempo de ruido y furia necesita voces”
La exposición se ha dividido en doce grandes secciones, como explicó su comisario, Joaquín Sabaté, y comienza con la denominada Famara, el mundo mágico de peces, olas y rocas de las playas de esta zona de Lanzarote en las que pasó su niñez.
Otras secciones son las dedicadas al aprecio de Manrique por la cultura popular, con obras inspiradas en la pesca, las salinas y la arquitectura tradicional, y la que revela la intensa relación entre el artista y el paisaje volcánico de Lanzarote en La fuerza de la naturaleza: geología, fuego, lava. Además se recrean los años del artista en Madrid y Nueva York, la consolidación de su lenguaje artístico, su visión de un “proyecto territorial” para Lanzarote, su faceta como creador comprometido y su legado.
También el espectador podrá acceder a la Sala de las sensaciones, en las que recorrerá sucesivamente tres espacios a oscuras para entrar en contacto con una lengua de fuego provocada por la lava que se funde en su cuadro Calcinado, el movimiento de la luz y el sonido en los “juguetes de viento” y un audiovisual que muestra a César en la playa, realizando trazos sobre la arena.
Fernando Gómez, director de la Fundación César Manrique, se congratuló de que esta muestra haga posible aproximarse a la obra integral de “un personaje titánico” cuyo espíritu “recoge y pone otra vez en el foco social”. “Este tiempo de ruido y furia necesita voces y la de César es una que tiene muchas cosas que contar”, aseveró Fernando Gómez, quien recordó que el artista lanzarote fue “una gran conciencia pública como ningún otro en nuestro país”.
Y ello a pesar de que Manrique siempre fue “muy crítico” pero nunca participó “en la conjura del rencor y del cainismo” que se practica en España, aunque sí admitió que era “elitista” porque “no le quería dar al pueblo porquería”, precisó el director de la Fundación que honra su nombre.