El entusiasmo español difunde la danza sufí de los 'Derviches de El Cairo'

Con faldas multicolores que llegan a pesar 13 kilos, los Derviches de El Cairo, que quieren difundir una danza sufí completamente diferente a la turca, nacieron como grupo, paradójicamente, gracias al entusiasmo de los españoles en Egipto, afirma en una entrevista su fundador, Ahmed Nour.

La idea de fundar una agrupación dedicada a salvaguardar la tradición sufí egipcia le sobrevino a Ahmed Nour en su trabajo como guía turístico, en el que acompaña a grupos de españoles “para enseñar el corazón de mi país”, enfatiza.

Sin embargo, cuando los españoles le preguntaban cuál es el mejor espectáculo folclórico que se puede ver en Egipto o le decían “¿qué hacemos esta noche?” la respuesta era “nada”, relata Ahmed Nour, quien precisa que “soy sufí y me gusta muchísimo esta danza”.

“Gracias a los españoles decidí formar el grupo en 2001 y ha logrado mucho éxito en Egipto”, detalla su fundador, quien cree que en su recorrido por España también acuden espectadores que como turistas vieron el espectáculo en El Cairo.

El objetivo de los derviches cairotas es difundir su tradición porque en el país sólo había un grupo dedicado a esta danza “y esto no es suficiente”, aclara Nour.

En su afán por encontrar “una cosa que representase una parte del corazón de Egipto fui a muchos poblados que hacen un ritual llamado ”zaar“ y que realizan músicos que no han estudiado nada. Es el folclore auténtico, el que sale de la tierra misma”.

Ahora estos músicos viajan por todo el mundo presentando su arte y Nour ha montado una escuela con muchos niños que aprenden esta danza “y que son preciosos de verdad. Bailan de maravilla y quizás el próximo mes venga a España con alguno de ellos”.

El origen de esta danza procede de Turquía pero cuando Egipto formaba parte del imperio otomano llegaron al país muchos derviches turcos, explica Nour, quien señala que como “la cultura egipcia es mucho más fuerte que la turca” no aceptó este baile “tal cual, sino que se defendió y lo convirtió en una parte distinta del folclore egipcio”.

Por ello los derviches egipcios “cambiaron todo” y su danza representa “una parte del corazón, del fondo de Egipto”.

En la danza sufí egipcia todo es distinto, desde el vestuario a los colores porque “los egipcios quieren mandar un mensaje de que somos más fuertes” y por ello bailan con una falda -la altanura- que pesa “muchísimo”.

Lo habitual es que esta vestimenta ronde los once kilos -que se manejan bien “con la práctica”- pero en la llamada danza artística se baila hasta con tres faldas y el peso se incrementa hasta los trece kilogramos por lo que, insiste, “el mensaje es que aguantamos más que los turcos”.

Lo habitual es que esta danza se interpretase en las ferias de los santones religiosos egipcios y en los callejones típicos del país “pero ahora queremos que se baile en los escenarios del mundo”.

Según la filosofía sufí todo el Universo gira -la Tierra, el Sol, los planetas- y el ser humano para rezar tiene que girar igual que ellos, que “giran, giran y giran y la falda misma representa este espíritu”, detalla Nour.

“Cuando se reza se eleva el espíritu para competir con el resto del Universo. Son canciones para Dios con música, ritmo e instrumentos egipcios, como la rababa, el nay, el dof, el sagat y el tar”, añade.

En las canciones sufíes se pide ayuda a Dios, al Profeta, a los santones musulmanes, y cuando danza el bailarín tiene que concentrarse en lo que dice el cantante.

El derviche necesita concentración y se dice que en la danza sufí “no es el cuerpo el que gira, es el espíritu. Se olvida del mundo, puede llorar y realmente está sólo con Dios. Es una danza espiritual, no física”, precisa Nour.

No obstante, puntualiza que el sufismo “no es sólo musulmán, sino que existe en todas las religiones” y expresa su deseo que “ojalá esta danza no se pierda” -el objetivo de su escuela- puesto que en Egipto “se puede ir a una academia a estudiar ballet o baile moderno pero” no la danza sufí.

Los Derviches de El Cairo han acudido en varias ocasiones a España -una de ellas “en nuestro templo de Debod” en Madrid- y viajaron por primera vez a Canarias para actuar en el Auditorio de Tenerife, en un día lluvioso “aunque para nosotros la lluvia significa buena suerte y que va a ser un espectáculo de maravilla”.

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