Javier Gomá: “La libertad llevada a su extremo genera hastío”
MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
“La libertad llevada a su extremo genera hastío”, afirma Javier Gomá, que acaba de publicar el libro 'Ejemplaridad pública', el tercero de su tetralogía dedicada a la experiencia y la esperanza. Los anteriores fueron 'Imitación y experiencia' (Premio Nacional de Ensayo 2004) y 'Aquiles en el gineceo' (2007).
En su nuevo ensayo, publicado por Taurus, el filósofo propone la ejemplaridad “igualitaria y secularizada” como principio organizador de la democracia moderna. “La libertad llevada a su extremo, si no tiene instrucciones de uso, genera hastío”, detalló a Europa Press.
Gomá sostiene que la idea de ejemplaridad tiene que estar presente en la vida de todos, no sólo de políticos o personas célebres. “No existen masas, sino ciudadanos, y todos tenemos un deber de ejemplaridad”, aseguró.
“Los políticos no tienen un deber distinto de los demás”, sentenció. “Pero éste es muy intensificado por su influencia”, añadió, explicando que hay dos maneras de gobernar: aprobando leyes coactivas y ejerciendo modelos de conducta. “Me parece que la segunda puede ser todavía más importante, pues los buenos ejemplos condicionan su conciencia, mientras que las leyes condicionan tu libertad externa”, explicó.
'VULGARIDAD' EN EL CORAZÓN
Gomá sugiere como “punto de partida” el concepto de la 'vulgaridad', que “tiene un aspecto positivo”. El escritor sostiene que esta categoría no ha de ser entendida como dicho o hecho impropio de personas cultas o educadas, sino como “categoría que otorga valor cultural a la libre manifestación de la espontaneidad del yo”.
“No creo que tengamos que volver a una época aristocrática de desprecio de la vulgaridad”, explicó Gomá. “Toda teoría política y social, si quiere ser realista, tiene que reconocer el fenómeno de la vulgaridad como base de nuestra cultura y que ésta tiene un aspecto positivo, pero que no es positivo para la convivencia”, aclaró, añadiendo que “todos tenemos la vulgaridad en el corazón”.
En el libro, el también director de la Fundación Juan March afirma que el verdadero problema hoy pendiente es la “emancipación moral” del ciudadano. “La cultura occidental de los últimos siglos ha sido de liberación, pero esa lucha ya ha terminado y el problema no es tanto ampliar la libertad sino como hacer uso cívico y responsable de ella”, apostilló.
También explica que su rechazo al discurso “repetido” y “anticuado” en pro de una mayor libertad, se refiere sobre todo al ámbito de sociedades que ya la han conquistado. “En los países autoritarios hay una ejemplaridad todavía de sociedades tradicionales, basadas en un principio de autoridad aristocrática. Las creencias y costumbres colectivas también se imponen en ellas”, detalló.
MONARQUÍA, JÓVENES Y ARTE
Gomá sugiere el uso de la ejemplaridad como sustituta de una autoridad (representada durante siglos por el padre, el sacerdote, el maestro o el rey) que hoy ya no tiene la misma fuerza en algunas sociedades. Y cree que dicho modelo de ejemplaridad ya se está forjando aunque no se va a consolidar próximamente. “Una sociedad compuesta por millones de seres 'únicos' y 'excéntricos' no es viable. Creo que se va a generar un discurso más favorable a la convivencia”, declaró.
En el libro, el filósofo distingue la 'ejemplaridad electiva' (propia de los políticos) de la 'ejemplaridad estatutaria' (de los funcionarios y la Corona), en la que destaca la fuerza de la monarquía “como símbolo familiar e histórico”, actuando en un plan “sentimental”, elemento “importante también en política y difícil de captarse por medios coactivos”.
Sobre la excesiva permisividad de los jóvenes actualmente, Gomá comentó que “la libertad es el presupuesto de la ética, pero no es la ética misma. Gran parte de la juventud se ha quedado en el primer escalón”. Y afirmó que la actual juventud “ha heredado la libertad conquistada por sus padres y abuelos y normalmente vive subvencionada por su familia y por el Estado”.
Finalmente, Gomá, en el texto, también propone el arte como una vía de socialización moral. “El arte siempre ha sido compañera de la civilización como fuente de encantamiento”, explicó. “Fue un instrumento muy importante en la liberación del individuo, pero sigue con ese paradigma del genio trasgresor y del arte original cuando lo que necesitamos es un arte que recupere la sociabilidad y la responsabilidad”, concluyó el director de la Fundación Juan March.