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Expertos señalan que en España no se dan microcréditos a los pobres por ''el riesgo''

Nazrul Chowdhury, director del Programa Internacional del Banco Grameen, fundado por Mohamed Yunus, dijo este viernes que uno de los problemas de los microcréditos en España, al igual que en otros países occidentales, radica en que las instituciones financieras no dan dinero a los más pobres porque son “un riesgo”.

Así lo indicó Nazrul Chowdhury durante la presentación en el Auditorio de Tenerife del primer máster en microcréditos para el desarrollo que impartirá la Universidad Autónoma de Madrid a partir del 8 de enero y hasta finales de julio de 2009 en lo que constituye una experiencia pionera en el ámbito de la universidad pública española.

Chowdhury, que trabaja en el Banco Grameen desde 1990 y es uno de los profesores del máster, trabaja actualmente en un proyecto de la Fundación del Instituto de Crédito Oficial con CajaSur para desarrollar un programa de microcréditos que a la vez integre otro tipo de iniciativas sociales, y que posteriormente se podría ampliar a otras comunidades, como Canarias, Valencia o Madrid.

Maricruz Lacalle, profesora del Departamento de Estructura Económica y Economía del Desarrollo del citado centro universitario, apuntó que aparentemente a las cajas de ahorro españolas no les interesa el programa de microcréditos, con la excepción de cinco que están operando “muy bien” y que han sabido adaptar la filosofía de esta iniciativa al contexto económico español.

Al respecto, Chowdhury, que ha trabajado durante quince años en las aldeas de Bangladesh para proporcionar microcréditos “a los sin nombre, a los parias y a los más pobres entre los pobres”, recordó que el Banco Grameen ha iniciado un programa para mendigos, en el que los préstamos rondan los cinco dólares.

Entre los beneficiarios se encuentra Ashma, una mujer invidente que mendigaba en la calle desde los seis años y que únicamente comía un plato de arroz al día, y que con una pequeña cantidad de crédito ha logrado superar la pobreza y relacionarse socialmente con las otras mujeres de la aldea, que antes la rechazaban.

Cuando se conceden créditos a personas en la pobreza más extrema se les pide que compren pequeñas cosas, como golosinas, para que las vendan cuando acuden a las casas a pedir limosna, y de esta manera al menos obtienen “unos céntimos” de beneficio.

El 95% de los clientes de Grameen son mujeres y en Bangladesh se benefician de sus microcréditos 7,6 millones de familias, y unos veinte millones en el resto del mundo.

Entre el 2 y el 3% de los clientes no tienen dinero ni capacidad para acceder a un microcrédito, pero Grameen les proporciona otro tipo de ayudas con diversos programas de orientación, añadió Chowdhury.

Sin embargo, en España los microcréditos pueden oscilar entre los 8.000 y los 25.000 euros y según Nazrul Chowdhury, hay que cambiar la mentalidad de aquellos clientes que están acostumbrados a las subvenciones públicas y por lo tanto rechazan devolver los créditos.

Por ello hay clientes a los que se entregan pequeñas cantidades, de un máximo de unos 300 euros, puesto que si se conceden mayores para montar un negocio y éste no funciona, se perderá todo.

Maricruz Lacalle comentó al respecto que en España es más difícil gestionar un microcrédito porque hay más burocracia e impuestos, lo que es “radicalmente diferente” a un país en vías de desarrollo, donde “pones un clavo en un árbol con un cartel que diga ”Peluquería“ y ya puedes empezar a cortar el pelo”.

Lacalle, que también es docente del máster y es codirectora del Foro Nantik Lum de Microfinanzas, señaló que en España hay “muy poca gente” que se haya dado cuenta del potencial de este instrumento financiero, que se ha visto como un competidor de la ayuda al desarrollo, cuando deberían ir “de la mano”.

Por ello subrayó que con el máster, en el que también colabora la Universidad Pontificia de Comillas, la Fundación ICO y la de Microfinanzas del BBVA, se pretende “cubrir el vacío” en este ámbito y proporcionar una formación especializada que ayude a destinar recursos a los más desfavorecidos, al tiempo que se cubre la demanda de profesionales en este aspecto.

Como ejemplo apuntó que han quedado desiertas diez plazas convocadas por la Agencia Española de Cooperación Internacional para profesionales del sector en América Latina y señaló que es importante diferenciar el modelo de microcrédito que funciona en el citado continente del que es válido en Asia o África.

Además se ofrecerán becas a los mejores alumnos para estancias en el Banco Grameen de Bangladesh -que opera en 47 países y cuenta con 25.000 empleados- y que vean “sobre el campo” cómo funciona este sistema.

Preguntada por cómo se puede colaborar con este sistema, Maricruz Lacalle dijo que “creando presión social y empezando por el entorno para que al final las instituciones se pongan en marcha y aumenten la inversión” para este objetivo, que se difundan las buenas prácticas y nazcan nuevas instituciones de microfinanciación.

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