Por ahora, es la peor noticia, sin duda, que recibe Canarias sobre la detección de viñedos afectados por la filoxera (con nombre científico Daktulosphaira vitifoliae) en la isla de Tenerife desde julio pasado, una enfermedad vegetal inédita en el archipiélago (al menos sin referencia oficial anterior acerca de su existencia). Esa información tiene que ver con la comprobación oficial de que la filoxera ya también está en el suelo del viñedo, un avance o paso más de este contagio que agrava la gestión de este problema fitosanitario en la isla. Así mismo lo han reconocido fuentes oficiales en la última reunión técnica de seguimiento de la filoxera, con presencia a día de hoy solo en Tenerife.
Atendiendo a la información trasladada en la citada reunión y ya comunicada a muchos viticultores tinerfeños esta misma mañana a través de sus denominaciones de origen (DOP), de las 159 muestras de suelo que se habían tomado hasta ahora, 60 de ellas se han enviado al laboratorio nacional de referencia en la provincia de Lugo (adscrito al MAPA), que ha informado a Canarias de tres positivos. La Consejería, tras conocer esos datos, pretende volver a recoger muestras para repetir los análisis, tal y como se indicó en la citada reunión.
El balance actual sobre los controles de la filoxera en Canarias, centrados en Tenerife, donde por ahora está vivo el problema, indican que se han producido 7.769 prospecciones en total (toda Canarias), con 89 positivos en hojas. En cambio, las muestras en suelo han sido 159, con 60 ya analizadas, que es donde se han obtenido los tres positivos. Sobre las nuevas plantaciones de vid, la comisión de seguimiento de la filoxera indica que, ante la actual coyuntura, si se realizan deben ir acompañadas de la correspondiente trazabilidad.
Hasta este viernes por la mañana, ya se han localizado 89 focos en hojas de vides en Tenerife, sobre todo en la vertiente norte de la isla (La Laguna -Valle de Guerra-, donde se pilla el primer caso -zona cero-; Tacoronte, Tegueste, La Matanza y La Orotava), pero también en alguna zona del sur, en el Valle de Güímar, dentro del municipio de Candelaria.
La confirmación actual de que la infección de la filoxera también existe en el subsuelo y por lo tanto ya no solo es aérea (en hoja o rama) supone un duro varapalo para el control y la gestión de este grave problema fitosanitario en el viñedo de Tenerife (la isla más productora de uva para vinificación de calidad, con cinco denominaciones de origen protegidas -DOP- y además la de mayor presencia de la DOP Islas Canarias).
El coste de la reconversión vitícola en Tenerife
Esto es así principalmente porque la presencia bajo tierra de la filoxera dificultad de manera extrema su tratamiento, reduce la capacidad de control de la propagación y casi siempre obliga al levantamiento de las vides afectadas, lo que ya tiene que dar lugar, si se quiere seguir con la misma actividad agrícola, a empezar de nuevo, a hacer una potente inversión (unos 30.000 euros por hectárea, según lo cifrado por la asociación Avibo) y a todo esto realizarlo con portainjertos resistentes a la plaga, los llamados de pie americano, y material vegetal autóctono, si se eligen los varietales propios de Canarias, que ya estén saneados, un trabajo que aún no se finalizado en las islas y está muy incompleto, inacabado o por hacer en muchos casos.
Las dificultades que entraña la detección de ese caso diferencial no son pocas. Además, el posible impacto de su expansión en más superficie cultivada y, de forma indirecta, en las bodegas que elaboran vinos de calidad dentro de las DOP puede ser serio. Hay que recordar que este año, el de la filoxera en la isla de Tenerife, ha habido, por si fuera poco, una reducción notable de la cosecha vendimiada, de las peores que se conocen en los últimos años.
Hasta ahora, tanto los técnicos de sanidad vegetal como el propio consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria, Narvay Quintero, habían mostrado lo interesante que estaba siendo, sobre todo pensando en su control y tratamiento, que la filoxera no estuviera en el suelo, pero eso ahora ya se ha acabado: se pasa a otra fase, y la que viene es mucho más crítica, sin lugar a dudas.
Un enorme trabajo de adaptación aún por hacer
En una intervención parlamentaria de Narvay Quintero para dar explicaciones acerca de la filoxera, la del 29 de octubre pasado en Comisión de Agricultura, el consejero reconoció que aún no se sabía si este problema sanitario se estaba dispersando por vía aérea y, si así fuera, si además lo hacía de forma rápida. También afirmó en relación con las prospecciones en raíces, las subaéreas, que no se había encontrado ningún caso positivo.
Quintero entonces se mostró partidario de conocer lo antes posible los patrones de adaptación (pies) que puede tener Canarias, en el caso de que se tuviera que cambiar de pie franco, el exento de filoxera hasta ahora, a otro resistente a esa infección, el llamado pie americano (un portainjerto). Esta transformación implica tener que abandonar la singularidad internacional de cultivo prefiloxérico, uno de los baluartes o de las fortalezas comerciales de los vinos de calidad en Canarias.
En este último proceso, el de definición de pies resistentes y a la par el saneamiento de los varietales propios de las islas (tarea esta última que no se entiende cómo ya no estaba hecha al completo y que es clave para poder injertar con éxito), ya trabaja, por ejemplo, la denominación de origen protegida (DOP) Islas Canarias y la organización de viticultores y bodegueros locales Avibo, gestora de ese distintivo de calidad.
Esas actuaciones se prevén fundir en un plan estratégico de la vid para las islas, centradas todas ellas en las aportaciones finales que haga el comité científico sobre la filoxera, ya constituido. Se trata así de analizar la situación que se ha generado tras la detección de esa infección en cultivos tinerfeños. Ese plan, dijo el consejero Quintero a finales de octubre pasado, estará listo antes de que termine este 2025, algo que ya parece, como mínimo, poco probable.
El comité científico reseñado dotará de rigor científico y técnico, y de una visión conjunta (con la implicación de todos los agentes y todas las islas), sobre los aspectos que ayuden a dilucidar cómo y cuándo pudo llegar la filoxera a Canarias y cómo se debe abordar este problema. También debe concretar el hecho de que más del 90% de los positivos confirmados se hayan encontrado en terrenos abandonados.
Ese mismo comité además tendrá que analizar si el biotipo del pulgón, el insecto vector de la filoxera, es el mismo que el de la plaga de hace 150 años, en este caso sin afección a las islas, o si ha mutado, “porque es raro que no esté yendo a la raíz” de las plantas, algo que ya se ha confirmado con la detección de un primer caso en el subsuelo de una parcela de La Laguna, la zona cero de Valle de Guerra.