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La filosofía RUP en la negociación del nuevo marco de apoyo comunitario

Román Delgado

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Ya ha empezado el runrún y hasta la majadería a veces extrema acerca de lo que Canarias (y con ella las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea, las RUP de la UE) desea, quiere y persigue dentro del que en escasos años será el nuevo marco consolidado de apoyo comunitario, los presupuestos de la casa entonces formada por veintisiete (pensando en que el Reino Unido se apea de este barco) para el septenio 2021-27 o, si se prefiere, para el periodo de actuación post-2020, como optan otros por denominarlo.

La pelea sin duda se ha iniciado y Canarias (en alianza con las RUP) ya ha mostrado, en no pocas ocasiones, cuáles son sus triunfos en la partida, sus cartas maestras en esta especie de juego de póker, o quizá sea mejor decir, por lo de estar en las islas, en la jugada de envite.

Las demandas, propuestas e intenciones de las islas en esa dura negociación, en alianza con el resto de las RUP, han quedado meridianamente claras, sobre todo por lo tanto que se han puesto boca arriba en las numerosas y a veces cansinas reuniones en Bruselas, Madrid, Lisboa, Las Palmas de Gran Canaria y un largo etcétera.

Más adelante, en poco tiempo (que esto en breve tomará velocidad de crucero, que ahora el problema central es el Brexit), se verá cuáles son los resultados obtenidos y con qué acierto se ha negociado; o sea, cuál es el balance final que nos traeremos a casa. Ya eso lo digeriremos con el que entonces se constituya como nuevo Gobierno de Canarias, tras las elecciones del 26M. Ese será el que se apunte el tanto o se lleve el rapapolvo. Así funciona esto.

Pero no los voy a entretener más con consideraciones baladíes, sino que vamos a ir al fondo de la cuestión; esto es, a la batería detallada de demandas canarias con vistas al nuevo marco presupuestario, regulador y estructural de la UE con efecto futuro en las islas, en las RUP de forma general, se puede concluir.

En todos sus contactos diplomático-negociadores, Canarias ha despejado varias dudas acerca de cuáles concibe como guerras principales en la negociación de sus intereses en torno al pastel comunitario post-2020.

Vayamos por partes, que será mejor para entender estas cuestiones y así seguro conseguiremos que este artículo sea más divulgativo, mejor entendido por todos y por ello más útil para los lectores de la revista Agropalca.

Lo primero que se debe afirmar es que el análisis que aquí se propone no es completo, sino orientativo, aunque sí pretende hacer bien visible a qué aspiramos y cómo en el llamado post-2020, para, desde este primer nivel, luego medir con más precisión y acierto lo logrado: la nota que se le pone a nuestros negociadores en Bruselas, que es donde se corta el bacalao o la piña de plátanos.

Cuando se habla de representantes canarios en esa disputa de máximo nivel, se alude al Gobierno español, que previamente debe estar trabajado por el Ejecutivo autonómico para definir la que se suele llamar agenda canaria en Bruselas. Creo que se entiende a la perfección.

Dicho todo lo anterior, qué queremos y dónde debe estar puesto, y esto, que es muy relevante, para todo el sector primario isleño y para las ayudas directas y las subvenciones cofinanciadas por la UE en el septenio que está a punto de inaugurarse, aunque su aplicación real se haga con retraso. Es lo que siempre pasa.

El programa Posei

El programa PoseiEstá redicho, trasladado hasta la saciedad. La primera propuesta formulada por la Comisión Europea, el inicio del camino en este duro proceso de negociación con 27 países, recoge un tijeretazo en el presupuesto anual del Posei ahora en vigor (2014-20) del 3,9%, lo que, de consolidarse (que es poco probable que así sea, según las primeras voluntades políticas), quitaría en siete años, en el septenio 2021-27, unos 73,5 millones de euros.

Esa es una disminución anual de 10,5 millones de euros dentro del futuro marco, si se ratifica finalmente. Hay que decir que el Posei en marcha tiene una ficha financiera anual máxima de 268,42 millones de euros, con 141 millones para el plátano, en exclusiva; 54,72 para otros cultivos y actividades pecuarias, y 72,7 para subsidios del REA, también como máximo. Este segmento ha perdido algo más de 10 millones anuales en beneficio de las producciones locales (por trasvase).

Eso es lo que por ahora está sobre la mesa, y las RUP, entre ellas Canarias, defienden, como no podía ser de otra manera, que no se aminoren los recursos financieros del Posei, que la ficha, como mínimo, siempre como mínimo, se mantenga en los niveles del marco presupuestario actual (2014-20), aunque se entienda que debe actualizarse al alza.

La PAC, reglamentos horizontales y fondos estructurales

La PAC, reglamentos horizontales y fondos estructuralesEn este capítulo hay que decir que las intenciones iniciales de las RUP es que estas regiones alejadas del continente europeo tengan su propia versión dentro del Programa de Desarrollo Rural (PDR), con acciones a la carta que insistan en el fomento de la incorporación de los jóvenes al sector agrario y en la modernización agroganadera. El fondo estructural de este sector, hoy llamado Feader, se desea que mantenga una tasa de contribución máxima del 85% (umbral tope de subvención a la inversión).

También se persigue que haya una definición específica sobre el concepto agricultor genuino (tiene que ver con la consideración profesional) en el caso de las RUP y la aplicación de una exención a la condicionalidad reforzada en estos territorios, donde se considera poco probable que se pueda cumplir con los condicionantes a que ella obliga, entre otros el de la rotación de cultivos.

Respecto al recorte del 15% en el denominado segundo pilar de la PAC (el que financia las medidas agroambientales y sociales en el mundo rural) propuesto por la Comisión Europea en su primera aproximación a los presupuestos de la UE para 2021-27, Canarias y las RUP se oponen de plano dado que es clave para las islas dotar de recursos económicos públicos a los instrumentos de actuación medioambiental.

En materia de pesca y acuicultura, las peticiones también se centran en tener un Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP ahora y como se llame en adelante) propio, con las ayudas directas a la comercialización de la pesca y las producciones acuícolas (son 8,7 millones de euros por año, como máximo, en la actualidad) concretadas en un modelo tipo Posei.

El FEMP de las RUP, si se logra, será el que atienda las singulares condiciones de estas regiones y el que imponga una definición específica de la pesca artesanal, aparte de la aplicación de un apoyo público máximo a la inversión del 85% para las mejoras a bordo de las embarcaciones y queda por ver si se consigue algo, aunque con limitaciones, en el apoyo a la nueva construcción de embarcaciones pesqueras, una medida que ahora no financia la UE porque supone incremento del esfuerzo extractivo en los mares.

*Artículo publicado en la revista del sector primario Agropalca, en su edición del primer trimestre de 2019.Agropalca

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