El Ejército libanés decreta el toque de queda para controlar los disturbios
El Ejército libanés decretó este jueves el toque de queda en Beirut y alrededores para intentar controlar la situación en la capital, tras los enfrentamientos que estallaron durante la mañana entre seguidores pro-gubernamentales y opositores. La medida entró en vigor a las 20.30 horas locales (18.30 GMT) y se mantendrá hasta las 6.00 horas (04.00 GMT) de este viernes.
Los enfrentamientos, que según informaron fuentes policiales se saldaron con un muerto y 81 heridos, comenzaron cuando un grupo de estudiantes de los grupos opositores chiíes Amal y Hizbulá se enfrentaron con piedras y palos a seguidores del pro-gubernamental Corriente de Futuro. Los altercados pronto se extendieron a otros campus universitarios de la capital, como el de la cercana Universidad Libanesa y el de la céntrica Universidad Americana de Beirut y a otros barrios de mayoría musulmana de la capital.
Las zonas de Tarik Ydeide, Cola, Ciudad Deportiva, Salim Slem, en el sur y centro de Beirut, así como Mar Elías, Zokat el Blat o Talat Chjadi, fueron testigos de enfrentamientos y disturbios en los que se destrozaron y quemado coches y neumáticos. El Ejército cortó durante la tarde la ruta que une la ciudad con el aeropuerto internacional de Beirut para impedir que los incidentes se extendiesen hasta allí.
Varios canales de televisión mostraron imágenes de las trifulcas en la Universidad Árabe ante la mirada de numerosos soldados que intentaban sin demasiada convicción interponerse entre ambas facciones disparando al aire. Más tarde los monitores de televisión mostraron en directo como algunos francotiradores comenzaron a disparar contra la zona en la que se encontraban los manifestantes y los soldados, que se parapetaron tras los vehículos y las medianas de hormigón de la carretera.
Las televisiones mostraron también imágenes de numerosos vehículos militares que atravesaban la ciudad hacia las zonas afectadas. Estos disturbios se producen mientras se celebra en París la conferencia “París III” para la reconstrucción del Líbano, en la que el gobierno de Fuad Siniora busca la ayuda de los países ricos para remediar los enormes daños dejados por los ataques israelíes del pasado verano.
El martes una huelga general convocada por la oposición paralizó el país y se saldó con tres muertos y 175 heridos, además de 135 detenidos. La oposición pensaba en un principio continuar la huelga, pero la desconvocó al final de la primera jornada tras la violencia registrada durante ese día.
La oposición -formada principalmente por los chiíes Hizbulá y Amal y el grupo cristiano del militar Michel Aoun- pretende derribar al gobierno pro occidental de Siniora e instaurar un gabinete donde la población chií tenga más representatividad. Tanto el presidente del país, Emil Lahud, contrario al Gobierno, como el primer ministro, Fuad Siniora y los líderes de los principales grupos opositores han llamado a los libaneses a la calma y la contención y a respetar las decisiones tomadas por el Ejército.
“Instó a todos los responsables a que retiren a sus partidarios de la calle y a las Fuerzas de Seguridad Interior a que hagan su trabajo”, afirmó Lahud que añadió que “sólo el diálogo puede resolver los problemas”. Siniora, que se encuentra en la capital francesa participando en la conferencia “París III” lamentó “profundamente” los enfrentamientos, al tiempo que lanzó un llamamiento a la “sabiduría y a la razón” del pueblo libanés.
El secretario general de Hizbulá, Hasan Nasralá, se unió a los llamamientos a la calma y a la contención lanzados por los dirigentes de su grupo y otros partidos políticos e instó “a todos los ciudadanos a que se contengan, vuelvan a sus casas y respeten todas las medidas que adopte el Ejército en las próximas horas para acabar con esta situación de emergencia”. Inmediatamente después de la divulgación de las palabras de Nasralá, Saad Hariri, presidente de la Corriente del Futuro, y líder de la mayoría parlamentaria, hizo un llamamiento similar en el que aseguró que no van a renunciar a su “papel de proteger las instituciones del Estado”.
A pesar de las llamadas a la calma, aprovechadas por los dirigentes políticos para acusarse mutuamente de la responsabilidad de los disturbios, los enfrentamientos continuaban en varias zonas minutos antes de que entrara en vigor el toque de queda.
Llamada a superar las divisiones
Por otro lado, la comunidad internacional prometió este jueves unos 7.600 millones de dólares para ayudar al Líbano a aliviar sus problemas financieros y abordar la reconstrucción tras el conflicto del pasado verano entre Israel y el grupo chií Hizbulá, a la vez que instó a las distintas facciones libanesas a superar sus divisiones. “Los amigos del Líbano se unieron y a un nivel alto” para marcar su apego a un “Líbano unido y soberano”, apoyar a su Gobierno surgido de “elecciones democráticas” y respaldar su programa de “modernización social y económico”, afirmó el presidente francés y anfitrión de la conferencia “París III”, Jacques Chirac.
El dirigente galo, que rindió tributo al asesinado ex primer ministro libanés y “hombre de paz” Rafic Hariri, se felicitó del resultado “muy positivo” de la conferencia, en los planos “político y financiero”, y dijo que ahora “todos los componentes y fuerzas políticas del país deben estar asociados a estas reformas”. Explicó que la ayuda debería tratar ya las dificultades de financiación (el Líbano tiene una deuda de 41.000 millones de dólares) y acompañar su “modernización” en los cinco años venideros.
Los países e instituciones de la Unión Europea prometieron unos 2.900 millones de dólares, casi el 40% del total, indicó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Muchos países de la UE participaron a nivel ministerial, incluida España con su titular de Exteriores, Miguel Angel Moratinos.
Arabia Saudí anunció la mayor aportación nacional (1.100 millones de dólares), mientras que Estados Unidos prometió 770 millones.
Diálogo frente a violencia
Mientras los representantes de casi 40 países y organizaciones internacionales estaban reunidos en París, violentos enfrentamientos entre jóvenes partidarios y opositores al Gobierno de Fuad Siniora estallaron en Beirut, con al menos un muerto y decenas de heridos, lo que llevó al Ejército a decretar el toque de queda. El primer ministro libanés, que lamentó “profundamente” el resurgimiento de la violencia, dos días después de la huelga general convocada por la oposición y que había dejado tres muertos y numerosos heridos, llamó a “todos” sus compatriotas a “la sabiduría y la razón” y a mostrar que quieren construir “juntos” un país “abierto”, “tolerante” y que defienda el interés general.
Chirac esperó que sean “oídos” los llamamientos a la calma y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a los libaneses a “no recurrir a la violencia” y escoger “la vía del diálogo”. Ban Ki-moon -que expresó su “respeto y admiración” por el “liderazgo” de Siniora en este período difícil- dijo que la ayuda es esencial para reconstruir el Líbano pero, para que sea eficaz, requiere “la estabilidad y el diálogo” entre las partes libanesas.
La oposición libanesa, liderada por Hizbulá (apoyado por Irán y Siria) y ausente de la cita, ha criticado el programa de reformas económicas diseñado por el Gobierno de Siniora y respaldado este jueves por la conferencia de donantes, y reclama la dimisión del primer ministro y la formación de un gobierno de “unidad nacional”. “Absolutamente encantado” con el nivel de ayuda financiera conseguido en la conferencia de París, Siniora se felicitó de la manifestación de “apoyo, fe y confianza en el Líbano” mostrada en esta conferencia, un respaldo para “todos los libaneses”.
La secretaria estadounidense de Estado, Condoleezza Rice, que además de la ayuda anunciada destacó la importancia de la iniciativa de cooperación con grandes grupos de EEUU, espera que los libaneses se den cuenta de que tienen un “futuro lleno de esperanza”. Rice, que elogió profusamente a Siniora, apostó porque el Líbano supere este período “muy difícil”, su soberanía sea respetada y esté libre de “intimidación y violencia”, y recalcó la importancia del futuro de ese país también para la región.
No quiso entrar en qué pasaría si Hizbulá llegase al Gobierno, pero dejó claro que “tratamos aquí con un Gobierno debidamente elegido” y el objetivo es apoyar las reformas que ha lanzado. Mientras, el ministro de Exteriores de Arabia Saudía, Saúd Al Faisal insistió en que les toca ahora a los libaneses mostrar que pueden trabajar con la comunidad internacional para que su país vuelva a ser lo que era y vivir en “paz y tranquilidad”.
Barroso lanzó un mensaje similar, al pedir a los libaneses que muestren una voluntad de “reconciliación” y de “consenso nacional”, y a los otros países de la región que respeten la “integridad” del Líbano.