Guantanamo cumple cinco años entre múltiples exigencias de cierre

Manifestantes en todo el mundo demandaron este jueves la clausura de la prisión, abierta en la base naval estadounidense en Cuba después de la invasión de Afganistán para recluir a presuntos miembros del régimen Taliban o de la red terrorista Al Qaeda. En Washington, 100 personas fueron detenidas por protestas dentro de un tribunal federal, aunque tenían un permiso para manifestarse en la calle.

En Cuba, marchó hasta las cercanías de la prisión una delegación integrada por Cindy Sheehan, cuyo hijo murió en Irak y que es la pacifista más conocida en EEUU, por un ex preso y los familiares de otro que lleva desde 2002 en esa cárcel. En Madrid, la organización humanitaria Amnistía Internacional entregó 150.000 firmas a la embajada de EEUU para pedir el cierre de Guantánamo.

Y en Londres una veintena de manifestantes se congregaron frente a la representación diplomática estadounidense vestidos con los monos naranja que usan los prisioneros de Guantánamo, esposados y con la boca cubierta. En cambio, Chito Peppler, un portavoz del Pentágono, reiteró que la existencia de Guantánamo ha permitido obtener información de los detenidos, la cual “ha salvado las vidas” de soldados estadounidenses y ha permitido frustrar “amenazas” contra civiles.

Una visión diferente tiene el director ejecutivo de la organización humanitaria Human Rights Watch, Kenneth Roth, que describió la prisión, por donde han pasado 770 personas, como “un símbolo mundial de tortura, de maltrato, de detención sin juicio y de ser un lugar sin ley”. La organización divulgó este jueves su informe anual sobre los derechos humanos en el mundo para hacerlo coincidir con el aniversario.

Su voz se unió a la del nuevo secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien señaló: “Al igual que mi predecesor (Kofi Annan), creo que la base de Guantánamo debería cerrarse”. Ban se reunirá la próxima semana con el presidente de EEUU, George W. Bush, quien dijo en junio que le gustaría clausurar la cárcel.

Sin embargo, Bush aclaró que no lo hará hasta tener un plan sobre qué hacer con los prisioneros, que ha calificado como “personas muy peligrosas”. Precisamente, Roth pidió a los miembros de la Unión Europea que acepten a algunos de los detenidos para que no sean repatriados a naciones donde podrían ser torturados.

Mientras, el Gobierno de EEUU continúa defendiendo su poder para mantener a esas personas allí y restringir su acceso a la justicia. En octubre Bush firmó una ley que suspende el derecho de los prisioneros a pedir al Gobierno que presente pruebas que justifiquen su detención, un derecho que se conoce como “habeas corpus”.

Estados Unidos llama a los detenidos “combatientes enemigos ilegales”, un término que se inventó y que ha usado para negarles acceso a cualquier tribunal, así como la protección de las Convenciones de Ginebra, que rigen el trato a los prisioneros de guerra. Sin embargo, en junio el Tribunal Supremo estableció la validez en Guantánamo del artículo 3 de esos tratados, que requieren que los detenidos en un conflicto nacional, como la guerra en Afganistán, deben ser juzgados en tribunales con ciertas garantías legales.

Además, el Tribunal declaró ilegales las cortes militares especiales creadas por Bush para juzgar a esos presos. Hasta ahora EEUU sólo ha presentado cargos contra diez de ellos. Roth señaló que Guantánamo ha socavado la credibilidad de Estados Unidos como promotor de los derechos humanos en el mundo. “No se puede predicar lo que no se practica”, dijo.

“Cinco años es tiempo más que suficiente para presentar cargos contra los que cometieron actos terroristas o ponerlos en libertad”, señaló Roth.

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