La presencia de representación siria marca la cuenta atrás de la boda real
LONDRES, 28 (EUROPA PRESS/Eva Martínez Millán)
La cuenta atrás de la boda real que unirá el viernes al Príncipe Guillermo de Inglaterra con su prometida, Kate Middleton, arranca con la polémica por la presencia entre los invitados del embajador de Siria en Reino Unido, pocas horas después de haber sido convocado por el Gobierno de David Cameron para comunicarle el rechazo británico al uso “inaceptable” de la violencia de las autoridades de su país para reprimir las protestas.
Tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores como Saint Jame's Palace han confirmado la invitación y asistencia de Sami Khiyami a la ceremonia que se celebra el viernes en la Abadía de Westminster. Según explicó un portavoz de Palacio, el motivo que llevó a incluirlo en la lista de 1.900 asistentes respondió a la tradición de contar con representantes de países con los que Reino Unido mantiene relaciones diplomáticas.
Sin embargo, el asesoramiento en la materia corresponde a la Foreign Office, de modo que Saint Jame's Park subraya que no es su competencia determinar de cuáles se trata. En cualquier caso, la presencia del embajador sirio no es la única que ha provocado controversia debido a la situación de sus países, ya que también se ha cuestionado la de mandatarios de otros en los que se han producido episodios similares al de Siria, tales como el Rey de Suazilandia o el Príncipe de Bahréin.
En total, son medio centenar los jefes de Estado invitados a la ceremonia, que se corresponden a monarcas foráneos y dirigentes de los países de la Commonwealth, mientras que, por parte del Gobierno británico, el Parlamento y los cuerpos diplomáticos, la cifra se eleva a 200. La representación española correrá a cargo de la Reina Doña Sofía y de los Príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia.
PREPARATIVOS ULTIMADOS
En cualquier caso, a una jornada de la boda real, que se anunció el pasado noviembre, los preparativos están ultimados, a falta del definitivo ensayo general en la abadía, en el que tomarán parte los responsables de conducir la ceremonia y los medios de comunicación responsables de garantizar una señal que se prevé llegue a una audiencia de unos 2.000 millones en todo el planeta.
El miércoles, los novios acudieron a última hora de la tarde al lugar en el que contraerán matrimonio, acompañados por el padrino del novio, el Príncipe Harry, y los padres de la novia. Tras haber mantenido una reunión durante la jornada con el deán de Westminster, encargado del oficio, el Príncipe Guillermo y Kate Middleton se personaron en el templo, aunque apenas pudieron ser captados por los cientos de cámaras ya congregadas en el lugar, puesto que se desplazaron en vehículos de cristales tintados que aparcaron en un área reservada.
Su presencia responde al objetivo de concretar los últimos detalles, después de que en un ensayo anterior a mediados de mes fuese el hermano del contrayente quien ejerciese el papel de éste, debido a la ausencia del novio debido a sus responsabilidades como piloto de las Fuerzas Armadas.
Allí pudieron comprobar el avance de los arreglos de la abadía, supervisados especialmente por la novia, que quiso que, además de los adornos florales, en su camino al altar del brazo de su padre la flanquease una línea de árboles que, por su expreso deseo, serán replantados tras la ceremonia que la convertirá oficialmente en miembro de la Casa Windsor.