Rusia suspende el tratado contra la proliferación de armas convencionales

El líder ruso había aludido por primera vez a la posibilidad de imponer una moratoria sobre el cumplimiento del FACE en abril pasado en su mensaje sobre el estado de la nación y, en esa intervención, dio un año de plazo a la OTAN para cumplir con sus exigencias de no desplegar fuerzas en su patio trasero.

Este tratado fue suscrito en París el 19 de noviembre de 1990, un año antes de la desintegración de la URSS, cuando Mijaíl Gorbachov era el máximo dirigente soviético y George Bush, padre del actual presidente estadounidense, dirigía la Casa Blanca. El FACE, que muchos políticos y militares rusos consideran anacrónico, limita la presencia de fuerzas armadas y armamento convencional -tanques, blindados, artillería pesada y aviación de combate- en el continente, incluida la Rusia europea.

La decisión rusa de abandonar el FACE se produce en el marco del enfrentamiento entre Moscú y Washington por los planes estadounidenses de desplegar elementos de su escudo antimisiles en Europa Oriental, que Rusia considera una “amenaza directa” para su seguridad. Durante su visita a EEUU a principios de julio, Putin había propuesto al presidente estadounidense, George W. Bush, varias alternativas -dos radares, uno en Rusia y otro en Azerbaiyán, cerca de Irán- al escudo norteamericano en Polonia y la República Checa.

La falta de una respuesta positiva por parte de Washington -el jefe del Pentágono, Robert Gates, describió recientemente las propuestas rusas de “complementarias”- parece haber empujado a Moscú a tomar esta drástica decisión.

“Sin precedentes en la historia moderna”

Minutos después del anuncio del Kremlin, el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores matizó en un comunicado que la suspensión del tratado entrará en vigor 150 días después de que la cancillería informe de la decisión rusa a los depositarios del mismo. El jefe del Kremlin ordenó al Ministerio que envíe este sábado las notificaciones pertinentes.

El comunicado, que describe el decreto presidencial como “sin precedentes en la historia moderna de Rusia”, recuerda que Moscú había advertido que la actual situación “no responde a los intereses de seguridad de Rusia y que no podía proseguir eternamente”. Por esta razón, Rusia “suspenderá provisionalmente el suministro de información -a los otros países firmantes- y las inspecciones” internacionales y no se considerará obligado a “limitar su armamento convencional”, en particular, en zonas fronterizas como el Cáucaso, tradicionalmente la más inestable de Rusia.

Con todo, agrega la nota, “la cantidad real de armamento dependerá de la evolución político-militar, lo que incluye la disposición de los otros países del FACE a mostrar moderación”. Rusia, que considera que el FACE “impide combatir de manera efectiva contra el terrorismo”, acusa a la OTAN de no ratificar el nuevo Convenio suscrito en 1999 que debía conducir a la adaptación del tratado a la nueva situación creada tras la caída de la URSS.

De hecho, aunque Moscú ratificó ese convenio, aún mantiene presencia militar en Georgia y la región separatista moldava de Cisdniéster, razón por la que varios países de la OTAN se han negado a cumplirlo. En todo caso, el Ministerio de Exteriores ruso apuntó en su comunicado que esta decisión no significa que Rusia “cierre la puerta a un ulterior diálogo”, ya que “en caso de que se solucionen los temas planteados por Rusia se podrá garantizar con rapidez el cumplimiento colectivo de los postulados del tratado”.

“Paso en la dirección equivocada” para la OTAN

La OTAN, que considera que no se debe mezclar el contencioso por el escudo con el tratado FACE, no tardó en responder y el portavoz de la Alianza, James Appathurai, calificó el anuncio ruso de “decepcionante” y “paso en la dirección equivocada”.

“La OTAN lamenta esta decisión. Los países aliados consideran que el tratado es una piedra angular importante de la seguridad europea”, añadió.

Durante su última visita a Rusia, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, había exhortado a Moscú a que no abandonara el FACE, “uno de los más importantes acuerdos del siglo XX”. La decisión rusa de abandonar este tratado acarrea también la suspensión de otros tratados relacionados con el FACE y firmados también antes de la caída de la URSS.

Entre esos se encuentra el acuerdo de límites máximos para la cantidad de armamento convencional presente en el territorio de la URSS y los países de Europa Oriental que integraban el Pacto de Varsovia (Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía y Checoslovaquia).

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