Jorge Pais: “Las historias que recoge ‘Deportados célebres en La Palma’ son dignas de una película o novela negra”
El doctor en Arqueología Jorge Pais presentó el pasado 26 de diciembre el libro ‘Deportados célebres en la Isla de La Palma’, de los investigadores Jesús Manuel Lorenzo Arrocha y Manuel Ángel Garrido Abolafia, en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de La Palma. El acto estuvo organizado por la Sociedad de Estudios Generales de La Palma.
En este nuevo trabajo de Jesús Manuel Lorenzo Arrocha y Manuel Ángel Garrido Abolafia se narran “los hechos ocurridos, al menos, en dos de los más sorprendentes casos de deportados a la isla de La Palma a lo largo de su historia”, han asegurado a este periódico los autores.
Pais señaló en su intervención que el libro ‘Deportados célebres en la Isla de La Palma (‘Las maletas de García Atadell y el Marqués de la Eliseda’ y ‘La cúpula de la OAS deportada a la Isla de La Palma’) es una obra de difusión e investigación de gran amenidad, fácil lectura y comprensión que, una vez iniciado, no pararemos hasta leerlo de un tirón“.
“Los autores, Manuel Garrido y Manuel Lorenzo, no es la primera vez que colaboran en distintas publicaciones con resultados muy satisfactorios, como podrán apreciar y, a buen seguro, no será la última experiencia en este sentido. A ambos les une el interés y la pasión por estudiar y desentrañar diferentes aspectos de la cultura y la historia de nuestra Isla, que hemos conocido, de primera mano, puesto que llevamos más de 20 años implicados en desarrollar y sacar adelante el proyecto cultural de la Sociedad de Estudios Generales de la Isla de La Palma”, recordó.
“El libro ‘Deportados célebres en la Isla de La Palma’, como aparece claramente reflejado en el subtítulo, consta de dos partes muy bien definidas que narran historias muy distintas pero que, en el fondo, parecen solaparse entre sí, lo cual queda meridianamente claro en ‘Las maletas de García Atadell y el Marqués de la Eliseda’ a pesar de que los acontecimientos que narran están separados, cronológicamente, por siete años de diferencia”, explica.
“Al abordar la cuestión de las deportaciones en Canarias, a la gran mayoría de nosotros, seguramente, nos venga a la mente el destierro de Unamuno en Fuerteventura, y apenas nada más. Pero este trabajo nos hablar de las situaciones personales vividas por los implicados, de tramas políticas que posibilitaron estos destierros que, en el caso de la OAS, tiene que ver con tramas internacionales, que se desarrollaron en nuestra Isla y sobre las que la mayor parte de la población palmera apenas si contaba con vagas referencias, salvo los moradores de Santa Cruz de La Palma que, durante seis meses, convivieron con un grupo de franceses que procuraron llevar a cabo una vida lo más simple posible”, recuerda.
“Antes de centrarnos en esta publicación en sí, vamos a hacer un pequeño inciso que nos demuestra que estas deportaciones han sido más frecuentes de lo que comúnmente nos imaginamos. Tal es así que, para muchos investigadores, el primer poblamiento prehispánico de Canarias tiene que ver con la deportación del pueblo de los Gétulos del Norte de África, en tiempos del rey Juba II, aliado del Imperio Romano en el siglo I d. C (‘Leyenda de las Lenguas Cortadas’). En el caso de La Palma, hemos de hacer alusión, tal y como se recoge, sucintamente, en este trabajo, es bastante conocido el episodio de los 200 soldados franceses que, durante la Guerra de Independencia contra Napoleón, fueron deportados a La Palma entre 1810 y 1814, muchos de los cuales, tras la firma de la paz, permanecieron en nuestra Isla, que aún se pueden rastrear en apellidos como Pombrol, Jaubert, etc”, comentó.
“La primera historia, ‘Las maletas de García Atadell y el Marques de La Eliseda’, a priori, no tendrían nada que ver entre sí, ya que narra sucesos que ocurren en 1936 y 1943, si bien el destino quiso establecer un hilo conductor entre ellos dando origen a una historia de película, digna del mejor guion hollywoodiense que está centrada en la rocambolesca historia de un tesoro de unas 16 maletas, llenas de joyas y monedas, que llegan a La Palma y, misteriosamente, desaparecen, aunque se ha podido rastrear una serie de indicios, aún sin esclarecer completamente, que no hace otra cosa que incrementar las habladurías y la leyenda”, añadió.
“Como historiador y amante de las fuentes etnohistóricas, vamos a hacer hincapié en una serie de datos que nos hablan de las costumbres, la idiosincrasia, la alimentación, el patrimonio cultural, etc., de la Isla y, especialmente de Santa Cruz de La Palma y alrededores (Túnel de Bajamar, Hotel Florida, etc.) en 1943 (páginas 33-36). Estos testimonios se encuentran en una carta mecanografiada que la Marquesa de La Eliseda envía a su hermana (páginas 39-40). Algunas de sus apreciaciones son bastante despectivas y negativas, lo cual no debe extrañarnos porque, al igual que con los viajeros que visitaron Canarias en los siglos XVIII y XIX, no suelen hablar de los lugares que visitan y las personas que les acogen. Tengamos en cuenta que se trata de personajes de la alta sociedad o nobleza, como en este caso, acostumbrados a una serie de privilegios y comodidades que era muy difícil obtener en la Isla teniendo en cuenta, además, que se trata de personas castigadas mediante la deportación”, subrayó.
“La otra historia, ‘La cúpula de la OAS deportada a la Isla de La Palma’, es, igualmente, digna de ser narrada como una novela negra en la que se mezclan las conspiraciones, las intrigas, la preparación de un atentado y una fuga rocambolesca que tuvieron como epicentro el antiguo Hotel Mayantigo (Santa Cruz de La Palma) entre finales de 1961 y mediados de 1962. Y, de hecho, uno de sus personajes principales fue el protagonista de la novela ‘Chacal’ de Frederick Forsyth”, resaltó. “Narra las peripecias de un grupo de cinco terroristas franceses de extrema derecha, acompañados de sus familias, y 11 policías españoles encargados de su vigilancia, que durante seis meses tuvieron como casa y cuartel general el citado Hotel Mayantigo, viviendo a cuerpo de rey y conviviendo con el resto de la población palmera sin ningún tipo de problema. En realidad, podemos reseñar su estancia como unas vacaciones pagadas por el régimen franquista en las que, ellos mismos reconocen, que se dedicaban a pasear, conocer la Isla, a la pesca submarina, a acudir a los bailes e ir al cine. A pesar de todo, no dejaban de ser deportados que estaban recluidos contra su voluntad por lo que para denunciar su situación recurrieron, incluso, a una huelga de hambre”, concluyó.
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