Un amigo paredero, un artista, me dice que lo único que supera los muros y murallas de la carretera de Las Manchas es la Gran Muralla china. Pienso lo mismo. Me dice otro amigo alemán que los chinos ya hubieran reconstruido el Valle dejándolo niqueladito. No sería tan raro en gente que hizo más de veinte mil kilómetros de muralla en el siglo V antes de Cristo, no te digo lo que harán hoy que son 1.400 millones de personas y la segunda economía mundial. Machacados por los ingleses y luego masacrados por los japoneses, los chinos ya no están para bromitas, digo esto porque todo el mundo parece estar pendiente de la posición china en el tema Ucrania, y los chinos están como Florentino con el fichaje de Mbappé, tranquilos. Tienen negocios en todo el mundo, hasta me dicen que un solo chino acabó en un plisplás una obra que se eternizaba en el acceso a Los Cancajos. Nunca China ha invadido que yo sepa ningún país, bueno, alguien dirá que el Tíbet, pero ellos alegarán que son asuntos internos y quién soy yo para contradecir a un país que es veinte veces España. En fin, con tanta historia que nos gastamos con Sanmao y La Palma ya podíamos haber conseguido alguna ayudita para la tan discutida y acalorada reconstrucción del Valle. Aunque sea un poquito de taichí por las mañanitas, a ver si la temperatura del volcán afloja. Mientras tanto, los parederos palmeros siguen trabajando como chinos, poniendo piedra sobre piedra con una paciencia y un oficio realmente admirables. Soy fan number one.