La siembra realizada en 2006 por La Caldera cosecha su “éxito principal” en los pinares
La siembra de especies autóctonas amenazadas, realizada en 2006 por el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente en el marco del Plan de Conservación de Flora de las cumbres del norte de La Palma, ha cosechado su “principal éxito en los pinares que tuvieron fuego de copas muy intenso y que estaban algo alejados de los límites de la zona sin quemar”, señala el director conservador del principal espacio natural protegido de La Palma, Ángel Palomares. “En estos lugares”, explica, “la caída de la pinocha se demoró unos años y la presencia de los conejos y otros herbívoros también se retrasó”.
Detalla que el tajinaste rosado (Echium wildpretii ssp trichosiphon) ha sido “la especie más exitosa de todas, contando tres años después de la siembra más de 25.000 rosetas basales en estado juvenil y centenares de plantas adultas”. Subraya que “en las líneas cortafuegos que se mantienen sin arbolado en el límite del pinar, ya se ha consolidado algún núcleo, donde se observa la aparición constante de nuevas plantas y la colonización de zonas próximas”.
Apunta asimismo que “otras especies, como el tagasaste (Chamaecytisus), el retamón (Genista), la retama de cumbre (Spartocytisus), y el pensamiento (Viola), que se pudieron sembrar cantidades muy pequeñas, tienen una germinación muy espaciada en el tiempo”. Los resultados, añade, “son menos visibles pero, para los que llevamos el seguimiento de esta tarea, son alentadores, pues cumplen las expectativas de las hipótesis que dieron lugar al plan”.
Las labores de recuperación de la flora amenazada de las cumbres del norte de La Palma, detalla Palomares, “están descritas en un plan que fue aprobado, para el ámbito de sus competencias por el Cabildo en La Palma, en el otoño de 2004; y para el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente por la Comisión Mixta de Gestión en la primavera de 2005”.
En esencia, destaca, “los objetivos eran proteger las plantas amenazadas en los límites de su distribución, en especial de los herbívoros introducidos por el hombre” y, asimismo, realizar “un control permanente de los herbívoros exóticos en la zona de actuaciones para mantener sus poblaciones bajas”. También figuraba llevar a cabo “siembras en cantidad suficiente de las especies amenazadas en sus zonas potenciales, siempre que el sotobosque del pinar fuese denso o los codesares cubriesen casi el 100%”.
Recuerda que “un incendio en septiembre del 2005, que afectó al noreste de la zona potencial permitió, con las semillas que en ese momento se disponían de algunas especies, la siembra a finales de la primavera de 2006 de unas 70 hectáreas por debajo y en los alrededores de la residencia de Observatorio del Roque de Los Muchachos”.
Después de casi nueve años, destaca, “hay mucha información por el seguimiento que se ha hecho”. Las zonas donde menos ejemplares han sobrevivido, precisa, “han sido dos: en los codesares monoespecíficos, cercanos a la carretera, pues la acción de los conejos no permitió que progresaran las plantas que iban naciendo en los primeros años, mientras la cobertura de copas del codesar todavía era baja, y en los pinares que tuvieron fuego de superficie, donde la caída de pinocha los años siguientes cubrió muchas pequeñas plantas, que no pudieron sobrevivir por la falta de luz”.
En la zona más baja que se sembró, situada alrededor del kilómetro 41 de la carretera LP-4, a unos 1.800 metros de altitud, se han localizado “al menos siete ejemplares de Bencomia exstipulata, cinco de ellos adultos desde hace varios años, algunos de las cuales son visibles a simple vista desde la carrerera”. También se han hallado “cuatro ejemplares de Genista benehoavensis y uno de Chamacytisus proliferus (tagasaste), así como centenares de Echium wildpretii ssp trichosiphon (tajinaste rosado) de diversos tamaños”.