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Fallece Antonio Abdo, figura relevante de la cultura de Canarias

Pilar Rey y Antonio Abdo.

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

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Este miércoles, 5 de julio, ha fallecido Antonio Abdo en Santa Cruz de Tenerife. El Ayuntamiento de La Palma ha mostrado sus condolencias “a la familia y amistades de nuestro estimado Antonio Abdo Pérez (Los Realejos, 1937), actor, productor, guionista, poeta y quien fuera también director de la Escuela Municipal de Teatro de Santa Cruz de La Palma”.

“Tanto el Ayuntamiento como el alumnado y el equipo directivo del centro lamentan el fallecimiento de esta figura tan relevante para la historia reciente de la capital palmera y su legado en las artes, escuela que, además, lleva el nombre de su compañera y también actriz y codirectora y cofundadora de este centro, Pilar Rey, de referencia para la historia del teatro amateur en Canarias”, dice.

“Un sentimiento al que también se une el personal de la Biblioteca Municipal de Teatro de Santa Cruz de La Palma que también lleva su nombre, Antonio Abdo. Descanse en paz”.

A continuación reproducimos un texto elaborado sobre su figura por el investigador Víctor J. Hernández Correa, técnico de Patrimonio del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma:

Biblioteca Municipal de Teatro 'Antonio Abdo'

En 2011, la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma aprueba dar el nombre del actor y escritor Antonio Abdo a la renovada Biblioteca Municipal de Teatro de la ciudad, en reconocimiento a su trayectoria como codirector de la Escuela Municipal de Teatro y a su amplia y variada labor en favor del arte dramático, lo que le convertiría en embajador cultural de la capital palmera y de la isla de La Palma en todos los escenarios en los que dirigió o actuó desde 1981 hasta aquel año. 

Los primeros años 

Actor, director, guionista, dramaturgo, promotor cultural y poeta, Antonio Abdo se inicia en el mundo teatral profesional en 1961 a través de las ondas de Radio Juventud de Canarias (Santa Cruz de Tenerife) con representaciones de teatro escénico y radiofónico. En 1949, en el recién estrenado Cine Capitol de Tacoronte (Tenerife) había interpretado El Caneja de La chica del gato, de Carlos Arniches, bajo la dirección de Otilia López Palenzuela; en 1950, participó en El monasterio de Santa Clara y, en 1951, en La llama en el viento, de Fred Galiana y Arturo Guash, en la que actúa con su primer papel protagonista. 

Con este mismo grupo, dirigido por Ignacio García Talavera, actuó como Valerio y Harpagón en El avaro de Molière, llevando la obra al Teatro Guimerá (Santa Cruz de Tenerife), al Teatro Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria), al Cine Gardi (Granadilla) y al Teatro-Cine de Güímar. A partir de entonces, su carrera actoral continuará con la misma compañía, bajo el mando de García Talavera, en El charlatán, de Ricardo Rodríguez Buded; El tintero, de Carlos Muñiz; o El rey se muere, de Eugène Ionesco. En el marco de las Fiestas Colombinas, actúa en el Entremés famoso de los romances, de Enrique Romeu Palazuelos, en el papel de Bartolo, o en el Auto de la Pasión, de Lucas Fernández, en el que interpretó al apóstol Pedro. 

Su primera actuación junto a Pilar Rey se celebra en 1973 con la puesta en escena de El cepillo de dientes, de Jorge Díaz, por el que obtuvo el Premio Nacional de Interpretación (Cuenca, 28 de junio de 1975) y el Premio Nacional «Lazarillo» (Manzanares, Ciudad Real, septiembre de 1980); la obra, con más de 300 representaciones en distintos escenarios canarios, sería llevada al Casino de Valverde (El Hierro), al Teatro Infanta Cristina (La Gomera) o a El Almacén (Arrecife, Lanzarote), allí con escenografía diseñada por el artista plástico César Manrique. 

Desde entonces, Antonio Abdo y Pilar Rey no pararán de actuar juntos, poniendo en escena, por ejemplo, Sonría, señor dictador, de Vicente Romero; Edipo en Hiroshima, de Luigi Candoni, bajo la dirección de Fernando H. Guzmán, gracias a la cual Abdo se hizo con el Premio Nacional de Interpretación (Cuenca, 1977) por su papel de Comandante Darnell; ¿Busca usted su otra mitad?, café-teatro de Enrique Bariego, estrenado en el King Club (Santa Cruz de Tenerife); y Sé que no son pulgas ni gusanos, con libreto y dirección de Alberto Omar, espectáculo con el que participarán en el Festival Internacional de Teatro de Sitges en 1977. 

En 1977, Antonio Abdo obtiene el Premio Francisco Martínez Viera, convocado por la cabecera tinerfeña La Tarde, por su texto El violoncelo, estrenado en el Festival Internacional de Sitges en 1978. 

Etapa de madurez 

Durante los siguientes años, Antonio Abdo compaginará tanto los recitales poéticos como las lecturas dramáticas con la puesta en escena de distintos textos y propuestas espectaculares. En el ámbito de la actuación, conviene destacar sus trabajos en Marat-Sade, dirigido por Pascual Arroyo, Prometeo encadenado, con la compañía Attis Teatro (Atenas, Grecia), bajo la dirección de Theodoros Terzopoulos, en el anfiteatro de Mérida, Renacer, carro para la Bajada de la Virgen de las Nieves, La sombra de don Alonso, de Antonio Tabares, Tango con Borges, Don Juan Tenorio, Guzmán el Bueno, Sombras de niebla u Homenaje a Lorca, bajo la dirección de Ernesto J. Rodríguez Abad. 

Dentro de la dirección, solo o conjuntamente con Pilar Rey, sobresalen sus trabajos en Don Juan Tenorio, La nave de la esperanza (carro alegórico de Antonio Pino), Tango con Borges, Guzmán el Bueno, Sombras de niebla o A la mar fui por naranjas. Entre los carros para la Bajada de la Virgen que estrenó, destacan los títulos de Luis Cobiella Cuevas (1925-2013) La otra Virgen (en 1990) y Cubierta con su sombra (en 1995). 

Buena parte de esta trayectoria se reparte por distintos escenarios canarios, como el Paraninfo de la Universidad de La Laguna, el Ateneo de La Laguna, la Sala San Borondón, el Seminario Diocesano de Tenerife, la Casa de la Cultura de Teror, el auditorio del Parque «Viera y Clavijo» de Santa Cruz de Tenerife, por encuentros, como el Festival Internacional de Narración Oral Escénica y de Teatro de Agüimes o el Festival del Cuento de Los Silos, y por una nutrida relación de centros de enseñanza, sociedades de instrucción y recreo y escenarios efímeros con ocasión de encuentros, homenajes y festividades de las Islas. 

Entre los escenarios peninsulares, sobresalen el Palacio Maricel (Sitges), el Corral de Comedias de Almagro, casi siempre en el marco del Festival Internacional de Teatro Clásico, la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid, el Ateneo de Madrid, las universidades de Navarra y Burgos, la Casa de Canarias de Barcelona, el Hogar Canario de Valladolid, la Casa de la Cultura «La Alhóndiga» de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), la Casa de Canarias de Sevilla o la Casa de Canarias de Madrid. 

Y, en fin, entre los escenarios extranjeros, cabe señalar los Hogares Canarios de Caracas, Valencia o Barquisimeto (Venezuela), el Teatro de Bellas Artes de México o La Sorbona y el Instituto Cervantes de París. En La Palma, en la Casa de la Cultura de Los Llanos de Aridane, invitado por el director de la Biblioteca Alemana de Puntallana, recitó textos traducidos al español del Premio Nobel Günter Grass conjuntamente con el propio autor. 

La Escuela Municipal de Teatro 

El primer contacto de Antonio Abdo con el teatro en Santa Cruz de La Palma comienza con su puesto como codirector de la Escuela Municipal de Teatro de la ciudad, adscrita en su primera época al Patronato Municipal del Centro de Formación y Promoción Artística de Santa Cruz de La Palma, en el que se inscribieron también en 1981 la Escuela Municipal de Danza, que dirigía entonces Maika Lerín, y la Escuela Municipal de Canto, bajo la batuta de Mariola Francisco de las Casas. Al frente de la Escuela, Abdo convertirá en clásicas algunas representaciones de teatro religioso representadas en el contexto festivo de la ciudad: 

a)    El Auto de la Pasión, en el que ya había actuado interpretando el papel de Pedro, en el marco de la Semana Santa (plaza de San Francisco).

b)    El ídolo de Asís, del autor local Félix Duarte Pérez (1895-1990), representado, durante el transcurso de la procesión general de la imagen de San Francisco por el barrio de la Asomada, en la Cueva de Carías (barranco de Las Nieves), donde —según ha recogido la tradición historiográfica— tuvo su sede gobernativa el rey del cantón de Tedote y, que, tras la conquista, alojaría en sus primeros años al Concejo de La Palma.

c)    O el Auto de Reyes atribuido a Antonio Rodríguez López (1836-1901), rescatado como texto callejero y cuyas escenas se representan durante el transcurso de la Cabalgata de Reyes en la tarde-noche del 5 de enero, víspera de la Epifanía, y que culmina con la adoración de los Magos en la Cueva de Carías acompañada del encendido de hogueras en el cauce del barranco de Las Nieves. 

Entre 1981 y 2009, periodo en el que se dedica a la enseñanza, difusión y dirección teatrales en la citada Escuela, será responsable —solo o junto a Pilar Rey— de la puesta en escena de distintos autores nacionales, tanto de textos dramáticos como de adaptaciones de poemarios o capítulos novelísticos: Miguel de Cervantes (La ínsula Barataria), Tirso de Molina (Amar por señas, Marta, la piadosa), Lope de Vega (La dama boba, Los guanches de Tenerife), Valle-Inclán (Ligazón), Pablo Ruiz Picasso (El deseo atrapado por la cola), Rafael Alberti (Marinero en tierra), Jorge Díaz (El locutorio), José Rubial (Los mutantes, La secretaria, El rabo, Los ojos). De autores canarios, como Juan Bautista Poggio Monteverde (El Amor Divino, Hércules, Marte de Tebas, Los Ángeles Tutelares, El Estudio…), Tomás de Iriarte (Fábulas), Antonio Rodríguez López (La aurora de la libertad), Agustín Millares Sall (Te digo que no vale), Pedro García Cabrera (A la mar fui por naranjas), Félix Casanova de Ayala (La destiladera), Fernando Garcíarramos (Barruntos), Nieves María Concepción Lorenzo (Genealogía de tierra de Indias), Anelio Rodríguez Concepción (El arca de Noé). Y de autores extranjeros, como Peter Handke (El pupilo quiere ser tutor). 

Poeta, investigador y editor 

Además de algunos textos dramáticos originales, como El violoncelo, y distintas adaptaciones de guiones y poemarios de otros escritores, Antonio Abdo ha dirigido su carrera literaria hacia la poesía, en la que ha editado los siguientes libros: El silencio se estremece (Taiga, 1976), Con el sol en las raíces (Editorial Pilar Rey, 1977), Piel de gato, con ilustraciones de Pedro Fausto (Gobierno de Canarias, 1993), Playas, ilustrado por Günter Fischer Piscat (Colección Pilar Rey, Globo, 2007), Mi abuelo de Akkar (Colección Pilar Rey, Amazonas, 2010), Puzzle, con ilustraciones de José Alberto Cabrera (Colección Pilar Rey, Malvasía, 2011), y Aldabas (Colección Pilar Rey, Malvasía, 2014). 

Además, ha publicado poemas en revistas como La estafeta literaria, Gaviotas de azogue, Tres tiempos y Azul, y su obra ha aparecido glosada y editada en antologías poéticas, como El grupo de La Palma (1990-2011): poetas de una sola isla (selección de Nicolás Melini, 2012). 

Su labor investigadora se ha centrado en la poesía, sobre todo de autores canarios o íntimamente vinculados a las Islas, cuyos libros ha presentado o ha prologado y epilogado; tales son los casos de Inmaculada Hernández Ortega (Guerrillas de inconsciencia, 1984), Manuel González Plata (Grito de isla, 1989), Francisco Viña (Los nudos del afecto, 2013), Eladi Crehuet (Viaje en línea regular, 2014) y Rubén Díaz (Textículos xl, 2015), entre otros. 

En el terreno de la historia del teatro en la isla de La Palma, Antonio Abdo contribuyó decisivamente, desde el Departamento de Investigación y Archivo de la Escuela Municipal de Teatro, a la recopilación, análisis dramatúrgico y puesta en escena de la obra mariana y sacramental de Juan Bautista Poggio Monteverde, principal autor del Barroco en Canarias, natural de la capital palmera, donde había nacido en 1632. 

En este ámbito, además, se ha encargado del hallazgo, edición y estudio parcial de algunos textos cronísticos que con el tiempo han resultado decisivos para describir la historia particular de la Bajada de la Virgen en las ediciones lustrales de 1765, 1815 y 1845, además, de editar el Carro de la Bajada de 1850. O de textos y partituras de espectáculos como la Danza de las Mariposas, de Elías Santos Abreu. 

No menos destacable ha sido su examen sobre la cuestión teatral en La Palma —en trabajos de conjunto que abarcan desde el siglo xix hasta la Segunda República—, sobre espacios escénicos como el Teatro Chico o el Circo de Marte y, en fin, sobre agrupaciones locales como el cuadro artístico del Real Nuevo Club Náutico de Santa Cruz de La Palma. Se ha acercado también a la producción de autores románticos, como Antonio Rodríguez López, o a la obra satírica escénica (cuadros escénicos y danzas coreadas) de Domingo Acosta Guión.

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