La sensación es de profundo alivio y de que, ahora sí, lo peor ha pasado. “Nos han llamado de todo pero teníamos razón, ha merecido la pena”. Ese es el sentimiento generalizado que expresan tanto en público como en privado dirigentes del PSOE y altos cargos del Gobierno para definir la travesía del desierto emprendida desde el impulso a la ley de amnistía hasta las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo. Ese domingo, al filo de la medianoche, la victoria del PSC y, sobre todo, la histórica derrota del independentismo hicieron que la estrategia política de Pedro Sánchez respecto a Catalunya cobrase, al fin, todo su sentido.
Tras muchos meses de acusaciones sobre los efectos perniciosos de la amnistía, el resultado ha validado los planes del Ejecutivo: las formaciones independentistas tienen menos fuerza que nunca en el Parlament tras una década de procès, la agenda soberanista queda arrinconada por la falta de respaldo en las urnas y la crisis territorial derivada del referéndum del 1 de octubre, la posterior declaración de independencia y la condena a los líderes políticos que la sustentaron ha quedado definitivamente superada.
El mensaje que emana de todo ello, a juicio de la Moncloa, es que las arriesgadas políticas desarrolladas en Catalunya han dado sus frutos y han servido realmente para solucionar un problema de primera magnitud. Y están convencidos en el Gobierno de que esa lectura tendrá mucho más calado en la ciudadanía de ahora en adelante que las proclamas de la derecha sobre la ruptura de España o la rendición al independentismo.
“La gente no quiere monsergas, quiere que sus gobernantes solucionen los problemas. Y es lo que hemos hecho en Catalunya, ahí están los resultados”, defiende un alto cargo socialista que tira de números para comparar la evolución del voto independentista bajo gobiernos del PP y del PSOE. “Son una máquina de crear independentistas. Nosotros, lo contrario”, zanja.
En Ferraz admiten que la pedagogía respecto a la ley de amnistía no ha sido fácil. Una ofensiva sin cuartel de la derecha y una opinión pública muy crítica con la medida de gracia, según las encuestas, han supuesto durante gran parte del último año desde las generales del 23J un severo desgaste para los socialistas. Pero sostienen en el equipo del presidente que el 12M catalán cambia por completo la partida.
“Es cierto que ha habido mucha gente crítica o escéptica con la amnistía pero hoy mucha de esa gente percibe que tenía una justificación, que ha valido para algo. Venimos de una quiebra muy profunda y eso hoy ha desaparecido por las decisiones que ha tomado este Gobierno”, sostiene una de las personas más cercanas al presidente en la Moncloa que apunta también a Génova. “Quieren seguir con la matraca de la amnistía cuando ni ellos la han usado en Catalunya durante la campaña porque ya está amortizada, porque la gente está en otra cosa. Feijóo demuestra estar muy perdido”, añade.
Aunque hay voces que dentro del Ejecutivo llaman a la prudencia y piden no extrapolar el comportamiento del votante catalán con el de otras partes de España, la lectura más extendida entre los socialistas es que el desgaste por la amnistía ya ha tocado techo. Y que su uso como arma electoral por parte del PP ya tendrá, por tanto, un efecto limitado.
Piensan en el PSOE que en gran medida la reválida de las urnas del pasado domingo ha de aminorar el eco de quien intenta exacerbar las tensiones políticas entre Catalunya y el resto de España en busca de algún rédito electoral en otros puntos del país. Así que las sensaciones de cara a las elecciones europeas a las puertas de que arranque la campaña son muy diferentes a las de hace solo unas semanas, cuando el Ejecutivo y el Partido Socialista contenía la respiración por la posible salida de Pedro Sánchez.
“La decisión del presidente y los resultados en Euskadi y en Catalunya han cambiado mucho el estado de ánimo. La gente está muy animada, muy movilizada ante lo que está por venir”, sostiene una ministra del PSOE que también defiende que todo ello podría ir en detrimento de la motivación de cara al 9-J de una derecha hipermovilizada desde años contra Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición progresista.
El PP enfría sus expectativas
De hecho, ese razonamiento coincide con el estado de ánimo en la calle Génova. El PP afronta las elecciones europeas con la convicción de que se impondrán en las urnas, pero con las dudas de cuál será el impacto de la retirada temporal de Pedro Sánchez para “reflexionar” sobre su continuidad y del resultado en las catalanas del 12 de mayo, que ganó el PSC.
Si hace unos meses los populares coqueteaban con la idea de superar a la CDU alemana y ser el primer partido dentro del grupo del PP europeo, en la dirección de Alberto Núñez Feijóo ya se conforman con “ganar al PSOE”. En Génova dan por hecho que tanto socialistas como la extrema derecha de Vox no solo aguantarán sus resultados de 2019, sino que incluso pueden mejorar. Los de Santiago Abascal porque parten de unos logros limitados hace cinco años, antes de su eclosión definitiva en las generales de noviembre de ese año. Y el PSOE, según dicen en el PP, porque se beneficiará de la caída de aquellos con los que comparte cierto electorado: Sumar y Podemos.
El PP, que obvió en las catalanas el tema de la amnistía, volverá a explotarlo de cara al 9 de junio. El lema: que Pedro Sánchez entregará la Generalitat a Carles Puigdemont. “La doctrina Sánchez es poner sus intereses personales por encima de los intereses generales, mantener la inestabilidad en Catalunya y en España y ocultar sus pactos hasta después de las elecciones europeas”, dijo el pasado martes ante los barones de su partido. Fuentes del PP sostienen que “la sensibilidad” con la amnistía “es diferente en Tarragona que en Segovia”.
En el partido confían en que los comicios de junio, de ámbito estatal, permitan a Feijóo anotarse una victoria y le den la razón “sobre lo que está sucediendo” en España. “Tenemos todos los españoles la oportunidad de pronunciarnos sobre una negociación que incluye amnistía, Gobierno de España y Gobierno de Catalunya”, dijo el martes. “Tenemos que hacer oír nuestra voz alta, clara y limpia. Queremos y debemos mandar un mensaje en Europa contra los desmanes de Sánchez”, añadió.
Feijóo pidió a los presidentes autonómicos del PP una “movilización de máximos” en los territorios. Y la primera prueba se verá con el lanzamiento de la campaña. El PP ha convocado un acto-protesta contra la amnistía para este domingo 26 de mayo, en la Puerta de Alcalá de Madrid, para afrontar el último tramo hasta llegar a las urnas con una demostración de fuerza.
Será una manifestación en plena campaña y contra Pedro Sánchez, en quien van a focalizar la campaña de las europeas. “Es ahora o nunca”, dijo su director, Esteban González Pons, el pasado viernes, durante la presentación del lema con el que el PP afronta el 9J.
“Tu voto es la respuesta” es el eslogan elegido, en alusión a la carta que Sánchez publicó cuando anunció sus cinco días de reflexión sobre su continuidad. “Queremos que vayan a las urnas y le digan lo que piensan de él, que le digan a Europa lo que piensan del Gobierno español”, apuntó Pons. Un plebiscito que, de no salirle bien a Feijóo, puede provocarle algunos problemas internos.
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