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El agitador ultra Alvise acaricia un escaño de eurodiputado en su huida de los procesos judiciales abiertos en España

Luis 'Alvise' Pérez se dirige a la multitud sentada frente al Congreso el pasado martes

Alberto Pozas

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Uno de los mayores agitadores del ecosistema de extrema derecha en España ha dado el salto a la política. Luis Pérez, conocido como 'Alvise' en las redes sociales donde acumula cientos de miles de seguidores, encabeza la lista de 'Se acabó la fiesta' para las próximas elecciones europeas con la promesa de usar el escaño en el Parlamento Europeo para acabar con una “mafia” política y mediática. Después de hostigar a políticos y periodistas progresistas, difundir bulos y encabezar las primeras manifestaciones en Ferraz, Alvise Pérez se ha propuesto llegar a Bruselas, quedar aforado y protegido ante al menos dos causas penales por difundir documentación judicial o falsificada. Lo que él, en sus mensajes diarios de Telegram ante su parroquia digital, define como intentar evitar que los poderes fácticos acaben con su supuesta lucha contra la corrupción.

Las primeras encuestas dan posibilidades al agitador de extrema derecha. El CIS publicado esta semana proyecta entre uno y dos escaños en Bruselas para Pérez. Según el barómetro, la agrupación de electores que lidera aspira a obtener entre el 2,9 y el 3,% de los votos. Por delante, entre otros, de Junts, la coalición nacionalista CEUS encabezada por el PNV y la candidatura de la España vaciada.

Una encuesta previa, basada en 3.750 entrevistas telefónicas, lanzó una pregunta abierta: “¿A qué partido votaría usted?”. Casi un 32% de los encuestados dijeron que no lo saben todavía. Un 19% votaría a PP y PSOE, respectivamente. Y un 0,9% afirmó que votaría al partido de Alvise Pérez. Por detrás de Vox, Sumar o Podemos pero por delante de partidos con representación parlamentaria como PNV, Coalición Canaria o los partidos que se presentan en coalición con Ahora Repúblicas.

Luis 'Alvise' Pérez (Sevilla, 1990) llega a las urnas europeas convencido de que podrá obtener representación para quedar aforado y blindar la lucha contra la corrupción que dice abanderar. También llega en un momento de enfrentamiento directo con Vox, partido que le arropó hasta que, recientemente, se ha convertido en un rival directo por el electorado de extrema derecha. Pérez acusa a sus antiguos aliados de urdir campañas de difamación en la red social X contra él.

Desde la pandemia, Pérez había compaginado su simpatía y afinidad ideológica con Vox con sus ataques a algunos de sus miembros. Durante meses, el agitador centró sus esfuerzos en el exdiputado Juan Luis Steegman, médico de profesión que se pronunció a favor de las vacunas.

En la actualidad, Alvise Pérez acusa abiertamente a miembros de Vox de orquestar desde su sede central una campaña contra él, incluyendo al partido en la “partitocracia” que promete destruir. Un discurso que despliega desde la pandemia, después de trabajar para un partido, Ciudadanos.

Desde que anunció su candidatura a las elecciones europeas, Alvise Pérez ha reconocido que uno de sus objetivos es quedar aforado. “Blindar” lo que denomina como “guerra contra la corrupción partitocrática”. “Si consigo el aforamiento europeo, podré filtrar toda documentación similar sin capacidad de esta mafia de incoar diligencias contra mí”, explicaba en un mensaje del pasado mes de marzo.

A día de hoy, Pérez no es acusación en ninguna causa de corrupción. Tampoco tiene ninguna condena penal a sus espaldas pero sí varias civiles y está imputado en varias diligencias que tendrían que ir al Tribunal Supremo si obtuviera un escaño. Un juzgado de Barcelona mantiene diligencias abiertas desde hace tres años por difundir una falsa PCR del entonces ministro Salvador Illa. Y otro juzgado de la Plaza de Castilla de Madrid le investiga por difundir documentación del caso Kitchen, causa en la que declaró hace unas pocas semanas.

Conseguir un escaño en el Parlamento Europeo implicaría que quedaría aforado ante el Tribunal Supremo y también que cualquier acción judicial contra él tendría que obtener el suplicatorio favorable de la Eurocámara para prosperar, procesos que suelen durar meses.

Pérez también se ha comprometido con distintas fórmulas a sortear el sueldo de eurodiputado que pueda ganar si llega hasta Bruselas. Un salario que le reportaría más de 7.800 euros netos al mes, además de la posibilidad de cobrar dietas que rozan los 5.000 euros para cubrir gastos como el alquiler de una oficina. Cuando un eurodiputado abandona su puesto, además, disfruta de una indemnización de un mes de sueldo por cada año de mandato.

De Toni Cantó a Telegram

El historial público de Luis 'Alvise' Pérez arranca en 2019 de la mano de Ciudadanos en la Comunitat Valenciana. Después de labrarse una reputación en Twitter con mensajes islamófobos y racistas, el hoy candidato a las europeas llegó a ser jefe de gabinete de Toni Cantó. Fue progresivamente apartado de la primera línea del partido hasta dejar su puesto a finales de ese año. Pocas semanas después, llegó la pandemia de coronavirus y Alvise Pérez se entregó en cuerpo y alma al personaje cuya última actualización tiene por objetivo un escaño en el Parlamento Europeo.

Sin dejar de lado sus constantes mensajes racistas y machistas, poniendo en duda las cifras de violencia de género o vinculando migración y crimen, Pérez abrazó los bulos como una de sus armas más potentes. Lo hizo, por ejemplo, afirmando la falsedad de que la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena tenía un respirador que faltaba incluso en los colapsados hospitales o difundiendo la PCR falsa de Salvador Illa. También en esos primeros meses de pandemia se lanzó a la agitación para criticar las medidas del Gobierno contra el coronavirus: desde pancartas en marquesinas hasta una concentración digital.

Sus exabruptos le han costado varias condenas judiciales, ninguna por la vía penal y por ahora ninguna firme. Los jueces, por ejemplo, le han obligado a indemnizar con 5.000 euros a Manuela Carmena por inventarse el bulo del respirador. También tiene que indemnizar a la periodista Ana Pastor con 10.000 euros por publicar fotos privadas de una cena. Los jueces también tienen pendiente repetir una sentencia que le condenó a indemnizar con 60.000 euros a José Luis Ábalos, y le han exonerado de otra condena civil por otra demanda de Ana Pastor.

Más allá de sus problemas con la ley, desde hace años Alvise Pérez acumula cientos de miles de seguidores que, sobre todo en Telegram, jalean su incansable lucha contra lo que califica de una trama corrupta, política y mediática, a la que muchas veces combate publicando fotos de personalidades en ámbitos privados y dando a entender, sin ninguna prueba, que se dedican a algo ilegal. O difundiendo datos personales de políticos, periodistas y sus familiares, deslizando que vigila cada uno de sus pasos.

Pérez, como otros influencers de la extrema derecha española, usa un lenguaje deliberadamente ambiguo que coquetea con la violencia pero sin llamar a ejercerla de forma directa. Desde mensajes sacados de 'El Club de la Lucha' sobre cómo las clases medias y bajas están dispuestas a seguirle a un 'proyecto Mayhem' a la española hasta otros en los que afirma que está dispuesto a dejarse la vida, trufados con eslóganes ultracatólicos contra el aborto y la invitación, por ejemplo, a abuchear a políticos allá donde estén. Luchar, en definitiva, contra “Matrix”.

De Telegram a Ferraz... y vuelta a Telegram

La puesta de largo de Alvise Pérez en las calles llegó en noviembre del año pasado cuando se puso al frente de una de las convocatorias más numerosas frente a la sede central del PSOE. Megáfono en mano y acompañando al líder de Desokupa, Pérez puso en práctica la agitación que llevaba años desplegando desde su teléfono móvil y desplazó a varios miles de personas desde la calle Ferraz hasta las inmediaciones del Congreso de los Diputados. Las personas que lo siguieron hasta allí entre vítores no pudieron ocultar su decepción cuando la marcha se convirtió en una sentada de espaldas a las vallas que protegían el perímetro de seguridad del Congreso. Tampoco cuando después abandonó el lugar y anunció a través de sus redes sociales que se iba a su casa a cenar poco antes de que la Policía empezara a cargar en Ferraz.

Su pinchazo en la calle fue inversamente proporcional a cómo ha ido creciendo su influencia digital. Su canal de Telegram roza los 450.000 suscriptores, cada uno de sus mensajes acumula miles de reacciones y comentarios y el relato que lleva años construyendo apunta en una dirección: pelea para liberar a España de una supuesta corrupción. A veces publica noticias que afirma que no se ven en los medios pero que ha copiado de los medios, y también difundiendo documentación o datos de investigaciones policiales o judiciales en marcha.

Desde hacía meses, Pérez se presentaba como impulsor de un movimiento surgido de la sociedad civil dispuesto a renovar la vida pública española. Un movimiento que se ha transformado en una agrupación de electores llamada 'Se acabó la fiesta', ilustrada con una ardilla y que, según él mismo, está formada por “desconocidos mediáticos de la sociedad civil con un alto nivel curricular”. Entre ellos, aunque en puestos que hacen imposible su entrada en el Parlamento Europeo, Vito Quiles: otro agitador de la extrema derecha que le acompañaba en la cabecera de la manifestación de la calle Ferraz.

Los últimos días en su canal de Telegram han consistido en una sucesión de informaciones caóticas sobre la llegada de avales en sacas y sobres para permitir que la agrupación de electores pudiera presentarse. “Si son capaces de esto con unos avales, imagínense con los votos a Se Acabó La Fiesta”, decía el 6 de mayo. Afirma haber presentado 136.000 firmas.

De la ardilla a Superman

Las citas con las urnas europeas suelen convertirse en el escenario al que se suben agrupaciones de electores que, congregadas en torno a una figura mediática, buscan sacar un billete rumbo a Bruselas. El mayor exponente son los dos escaños que consiguió el empresario José María Ruiz-Mateos en 1989, uno para él y otro para su yerno Carlos Perreau, tras conseguir más de 609.000 votos. Escaños que perdieron en las siguientes elecciones europeas en 1994 cuando el Marqués de Olivara apenas superó los 81.000 apoyos.

Para cuando Ruiz-Mateos se sentó su sillón en el Parlamento Europeo ya era una de las caras más visibles del folclore nacional. Uno de sus lemas de campaña, “vamos a dar la cara”, apareció en las calles mientras estaba en búsqueda y captura por varias causas judiciales. Consiguió su escaño europeo solo mes y medio después de agredir al ministro Miguel Boyer al grito de “¡Que te pego, leche!” y tres años antes de aparecer en los juzgados vestido de Superman perpetrando uno de los mayores circos legales que recuerda la Plaza de Castilla de Madrid. Y su aforamiento obligó a la Justicia española a esperar para poder juzgarle por el hundimiento de Rumasa.

Ruiz-Mateos fue absuelto por las irregularidades millonarias en las cuentas de Rumasa pero recibió varias condenas de prisión y pasó varias temporadas entre rejas, la última poco antes de su muerte en 2015. Varios de sus hijos siguen enfrentándose a procesos penales con entradas y salidas de prisión. Los diversos eslóganes electoral del patriarca iban desde hacer alusiones a sus imputaciones y polémicas pero también prometían luchar “contra la corrupción y la injusticia”. Finalmente terminó por renunciar a su carrera política alegando que no quería robarle votos al Partido Popular.

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