'Human Rights Watch' denuncia que mujeres migrantes llevan retenidas más de 15 días en el muelle de Arguineguín

Llegada de una patera al Muelle de Arguineguín, este sábado. (EFE)

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

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La organización Human Rights Watch (Observatorio de Derechos Humanos) ha denunciado este sábado que un grupo de mujeres migrantes lleva más de quince días, desde el pasado 22 de octubre, en las carpas del campamento montado en el Muelle de Arguineguín. La directora adjunta de HRW para Europa, Judith Sunderland, ha recorrido este sábado las instalaciones portuarias y ha hablado con trabajadores de Cruz Roja, Guardia Civil y, sobre todo, con las personas retenidas en el muelle “en unas condiciones que no aseguran ni su dignidad ni su salud, y donde pasan mucho más tiempo del que es necesario y legal”, las 72 horas máximas de detención.

Sunderland considera que la situación de los migrantes es “insostenible” y confía en que el nuevo emplazamiento de Defensa respete sus condiciones de salud y derechos, pero también avisa que la situación sería absolutamente gestionable si hubiera solidaridad entre todos los países europeos.

“Habíamos oído en toda Europa acerca de la situación en este muelle y me parecería importante verlo con mis propios ojos, porque también sabíamos que no era posible el acceso para periodistas y otras oenegés para verificarlo”, precisó.

Sunderland ha señalado que dos de las mujeres que permanecen retenidas desde hace más de quince días en el muelle dieron positivo en coronavirus y han convivido en la carpa con otras personas. No obstante, indicó que desde que tuvo conocimiento de este hecho la Delegación del Gobierno en Canarias inmediatamente gestionó el traslado de todas las personas que hayan resultado positivas en COVID-19 a un lugar aislado de confinamiento y con posibilidades de recibir atención médica, si fuese necesario.

En cuanto al anuncio realizado este viernes en Gran Canaria por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de que en pocas semanas se cerrará el dispositivo en Arguineguín para instalar a los migrantes en un antiguo polvorín en Barranco Seco, Sunderland manifestó que es positivo “pero un poco tarde”.

“Ojalá lo hagan pronto y el nuevo lugar funcione mejor y con más eficiencia, y pueda asegurar unas condiciones mínimas de respeto a la dignidad y la salud de las personas”, añadió.

HRW entiende que es complicada la gestión cuando llegan tantas personas pero, advierte, también se trata de un Gobierno, el español, con experiencia con los flujos migratorios “y que es capaz de hacerlo de una manera mucho mejor”.

El hecho de que en otros países de Europa haya habido una gestión muy mala “no justifica que también exista aquí”, criticó Sunderland, quien precisó que HRW va a seguir supervisando la situación, entrevistando a personas que han pasado por el muelle, abogados y expertos para luego hacer las recomendaciones “más contundentes” al Gobierno español en cuanto a cómo manejar mejor la situación.

Subrayó que esta situación hay que verla en el contexto europeo de la migración por mar y tierra “y creo que España podría dar un ejemplo mucho más positivo de cómo se puede gestionar con pleno respeto a los derechos de las personas, que en el muelle no se están respetando”.

Esta situación “es un reto, una oportunidad para toda Europa”, continuó Sunderland, pero para ello tiene que haber “mucha más solidaridad entre todos los países europeos y así sería absolutamente gestionable”.

Es difícil para una pequeña isla gestionar la llegada de 12.000 personas pero no para Europa en su conjunto, reiteró la directiva de HWR, quien también dijo que la UE ve en las devoluciones la solución perfecta pero este asunto “muchas veces vulnera los derechos de las personas” y se ha mostrado “ineficiente, no funciona”.

Europa no ha logrado devolver ni un tercio de las personas que quisiera, y Sunderland reclamó que se haga frente a la situación, no que se vea en la devolución la única herramienta.

Ello también implica el reconocimiento de que algunas de las personas que llegan no tendrán el derecho a quedarse, pero el proceso de devolución debe realizarse con la garantía de que se asegurarán sus derechos, subrayó.

Agregó Judith Sunderland que ha hablado con migrantes que le han manifestado que no hay intérpretes para hablar con la Policía o que el cuerpo de seguridad no les ha informado de la posibilidad de solicitar asilo “porque no lo considera parte de su trabajo”.

A su juicio, todo funcionaría mucho mejor si hubiera un reparto ecuánime de las personas que llegan a Europa pero, admitió, hay países más dispuestos a participar en ese esfuerzo que otros, como Hungría, que se niegan absolutamente y ponen problemas a las iniciativas comunitarias en este ámbito.

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