Las últimas detenciones desarticulan el aparato de falsificaciones de ETA
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FSE) consideran desarticulado el aparato de falsificación de ETA con las dos detenciones de los presuntos etarras practicadas el pasado lunes en las inmediaciones de París y con el material informático y de impresión incautado.
Fuentes de la lucha antiterrorista precisaron que los dos detenidos, Iker Beristain Gutiérrez y Liher Rodríguez Aretxabaleta, llevaban en la furgoneta con la que se trasladaban en el momento de su detención abundante material informático y varios ordenadores completos, “con todos los instrumentos para la falsificación”. Entre el material encontrado en el vehículo, que fue intervenido en un control policial rutinario, había varios discos duros y memorias USB, abundantes CD y CD Rom, tarjetas de memoria, números, material de imprenta y planchas de impresión.
Las mismas fuentes subrayaron la importancia de la operación, ya que a los dos presuntos etarras se les ha conseguido incautar “todo el material necesario para la falsificación” y también se intervino de los elementos químicos precisos para esa actividad ilícita, además de numerosa documentación falsificada.
Documentación de varios países
Beristain y Rodríguez llevaban consigo 16 documentos falsificados a nombre de ellos dos y una importante cantidad de documentos falsos con identidades de diferentes países, sobre todo, europeos. Algunos de estos documentos estaban “listos para ser utilizados”, según las mismas fuentes.
Los detenidos, que se dedicaban presuntamente a falsificar documentación y matrículas, también tenían en su poder tarjetas de crédito falsificadas y algunas tarjetas de identificación de la Guardia Civil. Los investigadores, dado el volumen de lo incautado, tanto de material informático como de impresión, consideran que el grueso del aparato de falsificación de la organización terrorista ha quedado desarticulado.
Iker Beristain y Liher Rodríguez fueron detenidos el pasado lunes en las inmediaciones de París cuando se encontraban aparcando en un párking de un hotel la furgoneta en la que se incautaron, además, placas de matrícula falsas. Al parecer, los dos presuntos etarras tenían un piso alquilado desde hacía un año en la localidad de Champs-sur-Marne y tenían la intención de trasladarse a otra vivienda.
Rabia y emoción
Diez años después, España sigue recordando con rabia y angustia, pero también con emoción por el clima de unión que se alcanzó, los cuatro días que transcurrieron entre el secuestro del concejal del PP en Ermua (Vizcaya) Miguel Ángel Blanco y su asesinato a manos de ETA. Científicos, cineastas, periodistas y políticos rememoraron este domingo aquellas fechas y destacan la conmoción que el suceso supuso para la sociedad española, que vivió un momento de cohesión inédito hasta entonces y que hoy parece muy lejano.
A las 17.30 horas del 10 de julio de 1997, ETA anunció el secuestro del edil mediante una llamada telefónica al diario Egin y advirtió de que le mataría si en un plazo de 48 horas el Ministerio del Interior no accedía al agrupamiento de los presos de la banda terrorista en cárceles del País Vasco. España entera se movilizó primero para pedir a la banda terrorista que no cumpliera su amenaza y después para condenar el asesinato: millones de personas llenaron las calles de Madrid, Barcelona y otras ciudades para recordar a los terroristas, como decía el manifiesto leído en las concentraciones, que los demócratas “somos infinitamente más y somos infinitamente mejores”.
“Es quizá la única vez en que he visto a toda la gente pensando lo mismo”, dice el humorista Antonio Fraguas, Forges, con quien coincide el corresponsal italiano Josto Maffeo, que lleva más de tres décadas contando la actualidad de España a los lectores de Il Messaggero y que recuerda como “entusiasmantes” aquellos días. “Fue un punto de ruptura, el detonante que creó un momento de cohesión que era inédito”, señala Maffeo, que sin embargo se lamenta de que “Miguel Ángel Blanco fue un episodio que duró lo que duró, pero esa cohesión ya no la tenemos”.
De la conmoción que representó el asesinato del joven concejal da muestra el hecho de que todas las personas recuerdan perfectamente dónde estaban o qué hacían pese al tiempo transcurrido. “Recuerdo nítidamente esos dos o tres días”, destaca la presidenta de la Academia de Cine, Ángeles González Sinde, que dice que la tarde en la que se cumplía el ultimátum bajó a la playa y “estaba prácticamente vacía y había un silencio impresionante”.
Otro cineasta, Imanol Uribe, director de películas como La fuga de Segovia, La muerte de Mikel o Días contados, señala que lo primero que se le viene a la cabeza es “que parece mentira que hayan pasado diez años y las cosas sigan como siguen”. Uribe añade, con cierto pesimismo, que el asesinato de Blanco “parecía que iba a ser el punto y final de ETA y seguimos en las mismas”.
“Un acto tan vil, salvaje y atroz”
Con angustia -“como imagino que les sucede a todos los españoles”- recuerda aquel mes de julio la ministra de Educación y Ciencia, Mercedes Cabrera, entonces en el mundo de la Universidad, que se sumó en las manifestaciones celebradas en Mallorca “a muchos otros ciudadanos incapaces de comprender qué puede impulsar a cometer un acto tan vil, salvaje y atroz”.
A su juicio, “las concentraciones y manifestaciones de repulsa actuaban de este modo como una especie de catarsis colectiva que te reconcilia con el género humano, porque te reafirman en tus convicciones haciéndote ver que, defendiendo un régimen de libertades, no estás solo”. Pilar del Castillo, que ocupó la misma cartera que Cabrera y que en 1997 era presidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), describe las movilizaciones como “una explosión de rabia, de protesta, de deseo de defender la libertad de todos los ciudadanos”.
Al investigador Bernat Soria, experto en células madre y desde este lunes nuevo ministro de Sanidad, el secuestro de Blanco le sorprendió en Francia, donde participaba en un congreso, y sus recuerdos son de “tristeza, dolor y un poco de desesperanza”. En su opinión, “para quienes trabajamos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y pensamos que la vida es un objetivo prioritario, estas noticias hacen que se derrumben los esquemas con los que construyes no sólo tu vida personal, sino también tus sentimientos”.
También estaba fuera de España, concretamente volando hacia Estados Unidos, la investigadora Margarita Salas, experta en biología molecular, que dice que cuando llegó a su destino lo primero que hizo fue “poner la televisión para ver si había alguna noticia porque justo ese día era cuando acababa el plazo” dado por ETA, que expiraba a las 16.00 horas del sábado 12 de julio. Los terroristas cumplieron su amenaza y en la tarde de ese día dispararon dos veces en la cabeza al joven concejal, que fue encontrado maniatado pero aún con vida y que murió minutos antes de las cinco de la mañana en la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián.
“Cuando vi la terrible noticia”, continúa Salas, “me quedé totalmente abrumada y desconsolada porque aún en ese momento uno seguía teniendo la esperanza de que no sucediese. Pero desgraciadamente pasó”.