Ángel Llanos

Otro con vocación de gloria, estampado como un sello en la suela de los pactos. Se puso guardaespaldas, y llegó a creer que mandaba algo, sólo porque le habían votado. Eso será en otros sitios: en Tenerife siempre mandan los mismos. Los demás a callar. O a la calle.

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