Niega haber abusado sexualmente de dos menores en Agüimes (Gran Canaria)
(Esta noticia sustituye a la anterior sobre el mismo tema por un error en el segundo párrafo y en el penúltimo sobre la pena solicitada por la Fiscalía)
Niega haber abusado sexualmente de dos menores en Agüimes (Gran Canaria)
Argumenta que a uno “nunca” le ha tocado, mientras que el otro “se molestó por un juego”
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 9 (EUROPA PRESS)
Un hombre de 52 años de edad negó este martes haber abusado sexualmente de dos menores vecinos suyos en el municipio de Agüimes, al sureste de Gran Canaria. Argumentó que a uno de los niños “nunca” le ha tocado, mientras que el otro pequeño “se molestó por un juego”.
La Fiscalía ha solicitado imponer un total de 28 años de cárcel a J.R.R.D., con antecedentes penales computables a efectos de reincidencia, al haber sido condenado por sentencia firme del 28 de abril de 2008 por el Juzgado de lo Penal número 1 de Las Palmas de Gran Canaria a la pena de un año y tres meses de prisión por un delito de abuso sexual, pena que le fue suspendida el día 1 de octubre de 2008 por un plazo de cuatro años. Por su parte, la defensa ha solicitado la libre absolución para su cliente.
Durante el juicio celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, el acusado --en prisión provisional por esta causa desde el 20 de marzo de 2009-- admitió que a finales del año 2008 era vecino de los menores, uno de ellos de 14 años de edad y otro de 12 años y 10 meses en el momento de los hechos.
“LE CONOCÍA DE VERLE”
En el caso del niño de 14 años dijo que “le conocía de verle” y “no tenía mucha relación con él”. Así, negó que entre noviembre y diciembre de 2008 se ofreciera a arreglarle la bicicleta al chaval, sino que fue éste quien le pidió que lo hiciera. En este sentido, negó que le invitara a entrar en el garaje de la vivienda del acusado, ubicada en Agüimes.
“Nunca llegó a entrar en mi casa”, aseguró J.R.R.D., que rechazó que, tras arreglar el freno de la bicicleta, entrara con el chico en una de las habitaciones de la casa y una vez allí pusiera una película pornográfica y supuestamente obligara al niño a realizar prácticas sexuales. “Nunca he tocado a ese niño ni tengo películas pornográficas en casa”, aseveró.
Igualmente, rechazó haberle dicho al niño que todo era “un secreto” y que no se lo debía contar “a nadie”.
Además, desmintió que, con posterioridad a este episodio, volvió a ver en la calle a este chico y le pidió que entrara en la casa. Sin embargo, el niño manifestó su negativa a entrar, pero el acusado, según la versión de la víctima, le “agarró fuertemente por el brazo” y lo introdujo a la fuerza en la vivienda, a donde lo llevó a la misma habitación en la que habían ocurrido los hechos citados. Una vez allí, presuntamente le obligó a prácticas sexuales, según la versión del niño.
“UN SECRETO”
Al terminar y de forma análoga a lo que ya había pasado la primera vez, el acusado le dijo al menor que todo era “un secreto” y le repitió que no se lo dijera a nadie, según el testimonio del chico.
Cuestionado sobre un tercer encuentro con el niño, el acusado dijo que “nunca” le ha invitado a que le acompañara, por lo que rechazó la acusación sobre que aprovechara que el mismo niño estaba en la calle jugando con otros pequeños y cuando se quedó solo, salió a la calle junto a su perro y le dijo al menor que le acompañara al lugar denominado el canal, un lugar apartado “lleno de basura”, donde presuntamente, según la declaración de la víctima, volvió a forzarle.
Según el acusado, iba paseando con su perro cuando se le soltó la correa y el animal fue detrás del niño, que ya estaba en el canal, lugar donde supuestamente el chico le enseñó “un CD de porno”.
J.R.R.D. indicó que el chaval era “muy pesado y molestoso” y que “cada vez que salía con el perro”, le seguía, además de que “siempre tocaba el timbre” de su vivienda.
Este menor sufre el llamado síndrome de Klinefertel que afecta a sus capacidades intelectivas, que retrasa su desarrollo cognitivo e intelectivo.
Por su parte, esta víctima afirmó que su vecino se ofreció a arreglarle la bicicleta, por lo que fue a su casa, donde estaban los dos solos y le puso “una película porno”. “Llamó a su mujer para que se retrasara y fuera a comprar el pan. Durante ese tiempo pasó algo incómodo para mí”, añadió el niño, que ratificó dos episodios de presuntos abusos sexuales y una agresión sexual. “La tercera vez me dijo que no se lo contara a nadie, pero se lo dije a mi madre”, apostilló.
La madre del niño dijo que nunca pensó que “estaba pasando esto” y evocó que, en aquella época, “notó un cambio de actitud” en su hijo, que estaba “triste, más apático y se enfurecía”. “No era el mismo niño de siempre”, subrayó.
“ERA JUGANDO Y EL PADRE ESTABA DELANTE”
Por otro lado, el acusado reconoció que conocía a otro chico que tenía entonces 12 años y 10 meses y explicó que el 24 de enero de 2008 acudió voluntariamente a su domicilio para ayudar al padre de éste a lijar las maderas de la escalera de la vivienda.
Arguyó que, en un momento dado y en una situación “de broma”, el padre del niño agarró de la pierna a su hijo y los tres cayeron al suelo. “Noté que el niño se había molestado por el juego”, dijo J.R.R.D.. “Era jugando y el padre estaba delante”, incidió el procesado.
De este modo, rehusó que aprovechara que el niño se encontraba a solas en la planta alta de la vivienda para tirarlo al suelo, “haciendo como que jugaba, inmovilizarlo”, y realizar prácticas sexuales.
“Yo no quería ponerme en el suelo. Me agarró y me tiró”, aseguró, por el contrario, la víctima, que recordó que gritó pero nadie le oyó en su casa por el ruido de la lijadora que utilizaba otro de sus hermanos y de un taladro que tenía su padre. Del mismo modo, negó haber “jugado” con su padre y reiteró que en el momento de los hechos estaban el acusado y él solos en una habitación.
“SE NOS CAYÓ EL MUNDO ENCIMA”
Recordó que el procesado le dijo que no se lo contara a nadie, pero él hizo caso omiso y se lo confesó a su madre nada más bajar la escalera entre lágrimas.
Del mismo modo, en su declaración como testigo, su padre rechazó haber estado “de bromas” con su hijo y el vecino y explicó que no denunció lo ocurrido inmediatamente porque “el niño se ponía a llorar y tenía miedo a salir a la calle”. Además, comentó que al día siguiente de lo acontecido espetó a J.R.R.D. que no se acercara a sus hijos.
“Te ves impotente porque no crees que te va a pasar a ti. Se nos cayó el mundo encima”, aseveró el hombre. En los mismos términos se expresó su esposa, que justificó que no interpusieron la denuncia rápidamente porque la familia se quedó “aterrorizada”.
En cambio, la esposa del acusado dijo que su marido le reconoció que había “tocado” al chico, pero eludió entrar en detalles, al considerar que, según las palabras de su esposo, “fue un juego”.
“NO SON FABULACIONES”
Por su parte, los cuatro peritos que comparecieron coincidieron en que los testimonios de ambos niños son “bastante creíbles”.
En concreto, las dos psicólogas forenses comentaron que en el caso del niño que tenía entonces 14 años de edad no se hallaron “fabulaciones” en su relato.
Igualmente, subrayaron que a pesar de su enfermedad --el síndrome de Klinefertel-- “daba muchos detalles y contextualizaba bastante bien”, por lo que dan credibilidad a su declaración. Añadieron que, tras los hechos, el niño sufre “tristeza y vergüenza” y “se aisló más socialmente”.
Por su parte, en el análisis a la otra víctima, los expertos indicaron que su exposición “es creíble, no hay problemas de validez y no tiene tendencia a fabular”.
Por todo ello, la Fiscalía pide para J.R.R.D. un total de 28 años de cárcel por un presunto delito de abusos sexuales continuado, un delito de agresión sexual y otro delito de abusos sexuales. Apunta que concurre en él la circunstancia modificativa de la responsabilidad criminal agravante de reincidencia.