Riña a garrotazos con los parados de fondo
La consejera Francisca Luengo y la portavoz del área de empleo del Grupo Popular, Aurora del Rosario, han protagonizado un nuevo enfrentamiento dialéctico en el Parlamento regional, con referencias personales incluidas, en el que ambas parecían más empeñadas en dar una puñalada trapera a la otra que en centrarse en el problema de fondo: la alta tasa de paro juvenil y las acciones necesarias para erradicarla, así como el Plan de Empleo Social.
No es la primera vez que Del Rosario y Luengo, caracterizada por no amilanarse ante los ataques, convierten un debate parlamentario en un remedo del Duelo a garrotazos con el que Francisco de Goya quiso ilustrar la lucha fratricida entre españoles liberales y absolutistas.
Esa pintura negra de Goya prefigura la lucha entre las Dos Españas, que Machado hizo poema y que se prolongó en el siglo XIX entre progresistas y moderados y en las posturas antagónicas que desembocaron en la Guerra Civil Española.
El famoso cuadro de Goya, también conocido como La riña, representa a dos villanos luchando a bastonazos en un paraje desolado enterrados hasta las rodillas. Un duelo tradicional en la época del Trienio Liberal que, en contraposición a los de las clases altas, carecía de reglas y protocolo: padrinos, cuenta de pasos o elección de armas.
Y tanto Luengo como Del Rosario han dejado a un lado, ante la inacción de la presidenta de la Comisión de Empleo, Rosa Guadalupe Jerez, incapaz de atajar el cruce de 'bastonazos', cualquier medida de cortesía parlamentaria y respeto a las ideas y posiciones del adversario.
Alusiones conyugales
“Sea más ingeniosa a la hora de insultar, sea Aurora del Rosario y no repita lo que dice la persona a la que está unida sentimentalmente”, espetó Luengo en referencia al cónyuge de Del Rosario y secretario general del PP, Asier Antona.
“Usted puede hablar de mi vida, de mis hijos y de mi padre muerto, no se lo voy a tener en cuenta, soy consciente de su nerviosismo”, respondió Del Rosario.
Previamente, la portavoz del Grupo Popular había asegurado que “vengo aquí a criticarla como consejera, porque lo que tenga que decirle como persona se lo diré en los pasillos”.
“Es usted un verdadero conflicto como consejera, en lo que hace, en lo que dice y en sus relaciones con la oposición”, insistía inmisericorde Del Rosario, que también acusó a Luengo de “haber actuado con gallardía, poniendo por montera a su propio partido, en materia energética, pero se ha dejado meter un gol con el Plan de Empleo Social”.
Pero Del Rosario golpeó aún más: “el problema es que no hay interés político, a este Gobierno y a esta consejera no les interesa el empleo, a usted le aburre esta área”.
Luengo optó por entrar al trapo en vez de mantener un discurso institucional y, ante las arremetidas de la portavoz del PP, aseguró que “como no tienen nada que decir, ustedes acuden a la descalificación personal”.
Indocumentada
Y comenzó su turno de garrotazos: “Usted no está a la altura y está muy poco documentada para un debate de esta envergadura”.
“No le permito que diga que no se hace nada, no se lo voy a permitir, porque es decir que los 800 trabajadores del Servicio Canario de Empleo están ociosos, cuando se trata de un equipo bien orientado y bien dirigido”, replicó Luengo.
Y, usando el plural mayestático, replicó a Del Rosario que “esta consejera lo está haciendo francamente bien y dirigiendo muy bien el problema del empleo en Canarias” frente a un PP que ha elaborado un plan de empleo con el que “van patéticamente de sindicato en sindicato, cuando a nivel nacional se los quieren cargar”.
Un plan cuyas propuestas “son humo, no son viables, no tienen ficha financiera”, pues para Luengo las verdaderas políticas laborales del PP son las que ha decretado a nivel nacional el presidente Mariano Rajoy, comenzando por la reforma que ha generado más parados.
Otros duelos
Los hoscos enfrentamientos dialécticos entre Del Rosario y Luengo, que ya parece haberse convertido en algo personal entre ambas, comenzaron el pasado 9 de abril, cuando en un pleno del Parlamento la portavoz conservadora dijo que la consejera pasará a la historia por “ser conocida por ser un conflicto subido a unos tacones”.
Esa primera escaramuza quedó zanjada cuando Luengo pidió a Del Rosario que retirara el “insulto grave” y volviera a “la senda de la cortesía parlamentaria”, lo que ésta hizo, “desde mis tacones”.
Sin embargo, un mes después la consejera espetó a Del Rosario, en otro pleno de la Cámara regional, que era una “enchufada” y que era diputada únicamente por el mérito de ser la mujer de Antona. Un argumento que también ha utilizado hoy Luengo para descalificar a Del Rosario.