La rotura de La Laguna pudo deberse a daños ya existentes en la presa
El sismólogo del Centro de Geofísica de Canarias, Pedro Torres, considera “prácticamente imposible que un terremoto de esa magnitud (3,9 grados en la escala Richter), a esa distancia (100 kilómetros de la costa) y a esa profundidad (64 metros) que no sea sentido por la población, afecte a cualquier edificio (?) y no a otro tipo de infraestructuras”. El por qué de la fractura en La Laguna, podría deberse a daños que ya afectaban a la estructura con anterioridad al terremoto. Desde el Cabildo Insular se ha reconocido que se venía desahogando la balsa desde hacía un mes por algunas deficiencias que habían sido detectadas.
En cuanto a seísmos como el registrado el sábado, Pedro Torres, asegura que se trata de eventos habituales a los que no hay que dar mayor importancia. Se producen por ajustes de la placa africana en la que se encuentra el Archipiélago. Según datos del Instituto Geográfico Nacional, después del sábado se han detectado otros cuatro movimientos sísmicos que han afectado al territorio nacional de entre 1,8 y 2 grados en la escala Richter (de cero a diez). El mismo día del seísmo en Canarias, el sábado, se registraron también otros dos terremotos y con anterioridad fueron detectados dos el viernes, entre ellos, uno de 4,2 grados. En Canarias se pueden llegar a detectar unos 20 movimientos sísmicos al mes que no son detectados por la población.
Avisos de erupciones
Los terremotos avisan de próximas erupciones volcánicas, tal y como sucedió en 1971 con la erupción del volcán Teneguía en Fuencaliente (La Palma). Sin embargo, las circunstancias fueron distintas. “La primera gran diferencia” explica Pedro Torres “es que el evento (del sábado) se detectó a 100 kilómetros de la costa y los eventos previos a la erupción del Teneguía fueron en tierra y sentidos por la población”.
De todos modos, ante una próxima erupción volcánica, se producen multitud de movimientos sísmicos de manera consecutiva y de muy baja graduación que no son detectados por la población pero sí serían registrados por los sismógrafos “semanas o, incluso, meses antes de la erupción” puntualiza Pedro Torres que asegura que este tipo de registros no se han producido todavía.
La actividad volcánica se produce, en muchas ocasiones con una periodicidad determinada. Según Pedro Torres, los registros con los que se cuenta, y que se remontan 500 años atrás, “se puede hacer una estadística en la cual, cada 40 o 50 años tenemos una erupción en Canarias, principalmente en Lanzarote, Tenerife y La Palma”.
Partiendo de la última erupción que tuvo lugar en 1971 en La Palma, este período habría concluido y debería producirse una nueva erupción, sin embargo, “tienen una variabilidad muy grande y pueden pasar cien o 150 años sin erupciones”. Podemos estar tranquilos ya que, en este tiempo se ha avanzado lo suficiente y existen equipos de vigilancia permanente sobre el comportamiento geofísico en el Archipiélago.
Concienciación y prevención
En cuanto la necesidad de un plan de emergencia, desde el Centro Geofísico de Canarias, apuntan a la existencia de un protocolo de actuación denominado Pevolca (Plan de Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo Volcánico en la Comunidad Autónoma de Canarias) y publicado en el BOC (Boletín Oficial de Canarias) en su edición del 19 de julio de 2010.
Sin embargo, de cara a la población, el propio Pedro Torres entiende que “la población debería concienciarse mucho más acerca del territorio en el que vivimos y conocer los volcanes para no tenerles miedo”. Un planteamiento que sí se lleva a cabo en lugares como Hawai donde la población sí conoce qué acciones hay que llevar a cabo en caso de necesidad.