Telde a golpe de bocadillos
Para muchos habitantes de la isla de Gran Canaria, Telde es punto de encuentro para una parada camino al sur o a la capital. Es también conocida como “la ciudad de las brujas”, bien por leyendas de brujería o quizás por tener un hechizo especial. Pero en esa ciudad podemos encontrar algunos de los mejores bocadillos que uno puede encontrar en la isla de Gran Canaria. En este artículo pasaremos por cinco casas diferentes con la pata, los calamares, el pulpo y también la caballa como protagonistas, así que le recomendamos leer sin hambre, porque los efectos secundarios serán responsabilidad del lector o la lectora. Para empezar, el eterno dilema de los amantes de los bocadillos de pata: ¿Yazmina o El Sobrino? Ya va siendo hora de que alguien diga que ambos son impecables en lo suyo y que cada casa tiene su estilo y su personalidad, por lo que me niego a destacar a ninguno sobre el otro. Empate técnico y aquí va el por qué.
El Sobrino: ubicado en El Calero a escasos metros de la Panadería Calero, de la que se nutre de panes, lo que le otorga frescura permanente, da gusto ver a esa familia trabajando junta con la hija cantando los bocadillos y su padre sin despegar los ojos de la pata, tratándola con mimo y gusto. El resultado, un bocadillo lleno de sabor, con buen queso tierno y deleite para el comensal.
Yazmina: un clásico de la isla de Gran Canaria, también en El Calero, en este caso en la misma subida que lleva hacia Telde. Durante muchos años fue Kiko su propietario quien traspasó a Juan Ignacio las riendas del negocio hace ya dos años. El nuevo propietario ha tenido la inteligencia y el conocimiento de seguir con todo el equipo que conforma esta casa tan parte de la sociedad grancanaria. A ella son miles los amantes del bocadillo que año a año visitan su barra con ganas de comer el de pata a su gusto y a la vez sentirse parte de algo único en la concepción de un negocio. Siempre he visto a Yazmina como esa banda musical donde cada uno de sus músicos toca de manera perfecta su instrumento y entre todos dan lugar a la pieza perfecta, en este caso, su bocadillo de pata.
Cafetería Alonso: ubicada en la zona de El Caracol, inaugurada en 1969 y desde 1979 asentada en La Barranquera en el mismo lugar que se encuentra ahora mismo. Allí, la familia Alonso sigue el legado familiar para la elaboración de unos bocadillos de embutidos que la gente no para de pedir, pero yo destaco otro que me parece único y todo un ejercicio de aprovechamiento: el de caballa, tomate, pimiento, cebolla, aceite y vinagre. Empezando por el pan, artesanal, crujiente y de buena masa, hasta la proporción de cada uno de los ingredientes dan lugar a un bocadillo tan pobre como este, un lujo para el paladar.
Peñate e Hija: en Marpequeña, Telde, escondido en una esquina encontramos esta pequeña casa ya de larga tradición familiar. Su nombre viene de su fundador, Peñate Peñate y ya hace 16 años lo gestiona directamente su yerno Fidel. La especialidad de la casa, los calamares y el pulpo. Particularmente me quedo con el de pulpo porque me parece que tiene algo de único por su calidad, su excelente punto de cocción y el sabor del mojo, potente pero lo suficientemente inteligente como para que sea el sabor marino el protagonista. Por mejorar, el punto del pan de leña que trabajan, al que le faltaría un toque de horno en el momento de servir para que estuviera más crujiente y no con ese punto chicloso del pan de la mañana que baja la satisfacción del comensal. Importante destacar que este es el único de los establecimientos que no abre para desayunos sino a partir de las 12 del mediodía.
Dos Hermanos: no por ser el último es menos importante, es más, diría que aquí se elabora el mejor bocadillo de calamares de toda Gran Canaria. Para llegar a él hay que desviarse de la autopista antes de llegar al aeropuerto y enfilar el camino a Ojos de Garza, una vez allí será de las primeras cosas que veremos del pueblo justo antes de meternos de lleno en el mismo. Su bocadillo es más un combinado dentro de un pan que un bocata al uso; los calamares se fríen en el momento y eso le otorga otro tanto a su favor. El punto y corte de las papas fritas, que también van en el bocadillo, impecable y para comerlas a borbotones. Y a mí, que cada vez me gustan menos las salsas como el alioli que en muchos casos para lo único que sirven es para esconder el sabor insípido de los ingredientes, en este bocadillo ejerce todo lo contrario, potencia y ayuda a elevar el sabor marino en cada bocado. Uno de los mejores bocadillos de la isla, sin duda alguna.
Si algo me queda claro tras haber visitado cada una de estas casas es que todas ellas tienen un nexo en común muy importante, básico y fundamental, los años de trabajo y la unión de la familia en torno al proyecto. Exceptuando Yazmina, donde ahora hay un nuevo dueño, pero que el resto del equipo y familia sigue intacto, todos los demás establecimientos están regidos por los propietarios originales o sus descendientes, respetando eso sí el trabajo original. Y eso es tremendamente importante porque no son únicamente sitios para comer un bocadillo (y algo más en muchos casos), sino que forman parte de la cultura del barrio, de la ciudad de Telde y de toda Gran Canaria. Preocupémonos por cuidar de ellos, apoyarlos con nuestras visitas y disfrutar de esas mesas o barras, no se arrepentirán.
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