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De la censura a la fiesta en la calle: un paseo por el Carnaval de Las Palmas

Carnaval de Día de Vegueta 2019.

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

Hablar de carnaval en Las Palmas de Gran Canaria es hablar de historia, de sentimientos, de emociones, de fiesta... Es una de las celebraciones más antiguas de España y una de las más multitudinarias de Canarias. Durante los últimos 40 años, la fiesta capitalina ha pasado por diferentes etapas que le han llevado a convertirse en lo que es en la actualidad: Fiesta de Interés Turístico Nacional y uno de los reclamos más importantes de la isla de Gran Canaria. Y esto no es todo, va más lejos y mira hacia 2022 para lograr ser Fiesta de Interés Turístico Internacional.

“¿Me conoces mascarita?”. Han pasado nada más y nada menos que 40 años. Solo 40 años, pero el carnaval de la capital grancanaria ha sufrido muchos cambios. Ha pasado de la censura de aquellos carnavaleros que se escondían detrás de una sábana para no ser reconocidos por las consecuencias que eso les podría traer al espectáculo de luz, color y libertad que se vive hoy. Aunque la fiesta tiene más de 400 años de antigüedad es desde 1976, después de la muerte de Franco y de la dictadura, cuando se recupera el carnaval en la ciudad. Así lo cuenta el periodista José Febles Felipe en el libro Cuatro Décadas de Carnaval en Las Palmas de Gran Canaria.

Comenzó en el barrio de La Isleta, siendo, durante muchos años, el centro neurálgico del carnaval de la ciudad. En febrero de aquel año la asociación de vecinos del barrio capitalino, a través de la Comisión de Festejos y Cultura, presentó el programa de las ‘fiestas de invierno’. Ya en ese programa figuraban las actuaciones de comparsas y murgas a las que se les pidió que antes de actuar presentaran las letras de las canciones para conseguir el permiso de participación en el concurso, que ha perdurado hasta la actualidad. Pero había un acto estrella: la gran cabalgata. Partió, en aquel entonces, del Castillo de la Luz con 10 carrozas acompañados por diferentes grupos de carnavaleros.

Solo un año después ya se escuchaba aquello de “¡Ha resurgido el carnaval!; ¡Viva el carnaval!”. El ambiente carnavalero en los meses de febrero y marzo invadía la ciudad, más carrozas, más carnavaleros y más murgas. En aquel año salió a la luz en el carnaval capitalino la afilarmónica Los Nietos de Kika que ha sido una de las indudables protagonistas de la fiesta durante estos más de 40 años, cuenta el periodista.

Llegó 1980 y, con los estatutos del Patronato del Carnaval ya aprobados y con una televisión alemana como testigo, se amplía el eco de la fiesta que se estaba viviendo en el sur de Europa. Comenzaba a popularizarse y a traspasar fronteras. Ya a finales de 1983, el patronato se percató de la necesidad de negociar con el ayuntamiento capitalino el futuro del carnaval ya que las carencias económicas por las que pasaba iban a tener consecuencias negativas en las celebraciones. En 1984 nació la comisión mixta Ayuntamiento-Patronato del Carnaval.

Unos años más tarde se creó la empresa municipal Promoción de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, S.A. y es partir de ahí y hasta la actualidad cuando la fiesta se consolida de forma definitiva. 1985 es recordado por muchos como el carnaval más lluvioso de la historia, numerosos actos, entre los que se encuentran la gala de la reina y la gran cabalgata, se tuvieron que aplazar por el mal tiempo. Pero este año marcó un antes y un después porque fue la primera vez que se incineraba a la sardina. El acontecimiento tuvo lugar en la playa de Las Canteras.

Fueron transcurriendo los años y el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria cada vez iba cogiendo más luz y color, los actos más profesionalizados y los disfraces iban evolucionando. Iban apareciendo grandes figuras del carnaval y otras nos iban dejando, como ocurrió en 1987 con la muerte de Lolita Pluma. La ‘reina’ del Parque de Santa Catalina fallecía solo dos días antes de que arrancaran las fiestas más populares de la ciudad.

Llegaron los 90 y con José Vélez como pregonero de la fiesta arrancó la década. Era un año de cambios y se hizo notar en la ciudad, tanto es así que la ansiada gala de la reina se celebró, por primera vez en su historia, en el parque Santa Catalina, como en la actualidad. También fue el año de los chiringuitos y los mogollones, que hacían vibrar el parque con más de 100.000 personas bailando al ritmo de la música en las noches más importantes del carnaval.

Ya en 1997 las murgas, que habían pasado por el López Socas y por el Estadio Insular, llegaron al Parque Santa Catalina. En ese año también se incluyó el Premio Tomás Pérez a la mejor letra murguera. En ese año “algunas críticas se dejan oír al considerar que el programa del carnaval es siempre el mismo, sin apenas creatividad, donde la monotonía se convierte en moneda habitual cada año”, aclara Felipe.

La Gala Drag Queen, la diferencia

En 1998 llegó la gala que diferencia el carnaval grancanario del resto del mundo. La Gala Drag Queen llegaba a la fiesta palmense después de que la Sociedad de Fiestas del Carnaval comenzara a ser cuestionada por el repetitivo programa de actos. Y así se convierte en la mejor inyección que el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria hubiera podido tener para su promoción en el exterior. Aunque se llegó a debatir con el tema de Gala de la Reina o Gala Drag, se concluyó que “las dos eran perfectamente encajables e imprescindibles”.

Este año también fue en el que Los Indianos llegaron a Gran Canaria. Un pasacalle por la zona del parque San Telmo y Triana y la casa de La Palma en Vegueta por parte de decenas de personas ataviadas de indiano sorprendieron a los vecinos tras llenar de polvos las calles del casco histórico de la ciudad. Ese fue el año en el que se decidió que la cabalgata no saliera de La Isleta sino del parque Santa Catalina.

La despedida de El Charlot grancanario

“A mí no hay quien me tumbe”, era una de las frases que lo caracterizaba. Santiago García Díaz fue uno de los personajes que sin duda dejó huella en los carnavales de la capital grancanaria. Durante más de 25 años se paseó las calles de la ciudad imitando a Charles Chaplin. No hay niño o adulto que no recuerde a Charlot por las calles en los 90. Sufrió las consecuencias de la represión franquista e incluso llegó a contar que fue detenido por la Policía en varias ocasiones llegando a pasar un par de horas en los calabozos, aunque solo para dejar constancia de su detención. En marzo de 2001 Charlot falleció llevándose con él infinidad de sonrisas, entre ellas la del escritor José Febles Felipe que lo sigue recordando con tristeza.

Transcurren los años y 2009 es el año de la integración. Las Palmas de Gran Canaria estrena la I Gala por la Integración. Es la primera vez que la fiesta capitalina acoge un espectáculo en el que las personas con diversidad funcional sean las auténticas protagonistas de la fiesta. Solo un año después otro acto se incorporaba: El Carnaval Canino.

En 2013 el carnaval de la capital grancanaria se traslada a la Plaza de la Música por las denuncias de los vecinos por el ruido de las fiestas. La zona de ocio se instaló junto al Auditorio Alfredo Kraus lo que originó duras críticas por su cerramiento con vallas metálicas y los accesos controlados por vigilantes privados. Aquella idea originó muchísimas críticas por parte de la ciudadanía y de los feriantes con el argumento de que se había privatizado el carnaval. Solo un año después la fiesta regresó al Parque Santa Catalina.

2015 es otro año clave para el carnaval y los carnavaleros de Las Palmas de Gran Canaria. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC)  da la razón a los vecinos del edificio Simón Bolivar ante sus quejas porque la fiesta se celebre en el parque Santa Catalina y prohíbe la celebración. Los propietarios de esas viviendas vienen exigiendo una solución desde 1996 pero el problema no se ha resuelto. En aquel año multitud de carnavaleros se situaron frente a las viviendas y protestaron en defensa de los carnavales de la ciudad.

En los últimos años se han producido numerosos cambios celebrados por todos los carnavaleros. Sacar el carnaval a la calle es uno de los reclamos de la ciudadanía desde hace muchos años. Con el Carnaval de Día de Vegueta y, este año, con la incorporación del Carnaval de Día de Triana se han empezado a cumplir esos deseos. La calle mayor se ha unido a la fiesta con un espectáculo en el que comparsas, murgas y animación infantil tendrán su protagonismo.

La actuación de Drag Sethlas también marcó un hito en el carnaval capitalino. La gala drag queen en 2017 fue una de las más polémicas de la historia por la actuación de Borja Casillas, que acabó en los tribunales por protagonizar la escena de La última cena. Finalmente, el caso acabó archivado por el Ministerio Público por no apreciar en su espectáculo “voluntad de ofender” a una religión, sino una “crítica ácida” realizada en un contexto de carnaval.

Después de muchos años, otro gran cambio llega a la ciudad. La gran cabalgata partirá este año, como lo hacía en sus comienzos, del barrio capitalino de La Isleta, más concretamente de la zona de El Sebadal y llegará al Parque San Telmo. Con la mirada puesta en 2022, el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria lucha por convertirse en Fiesta de Interés Turístico Internacional.

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