''Nunca tuve certeza de los desgarros ni acusé a nadie''
José Juan Arrate, el médico que diagnóstico desgarro anal y vaginal, quemaduras, mordeduras y hematomas en una niña de tres años, lo que conllevó la detención del novio de su madre, ha declarado este viernes en el juzgado de Instrucción 4 de Arona, en Tenerife, que él nunca acusó a nadie de malos tratos, que no tenía certeza de que la pequeña hubiera sufrido desgarros, y que se limitó a reflejar en un parte de lesiones “lo que vi”.
Eso que vio, aclaró, fue sangre en el periné al sondar a la niña, lo que las autopsias posteriores achacaron a las lesiones internas que sufrió la chiquilla al caerse de un columpio días antes.
En su primera declaración como imputado por imprudencia profesional grave, falsificación en documento oficial y denuncia falsa, a la que ha tenido acceso CANARIAS AHORA, Arrate ha implicado en el diagnóstico erróneo a otro médico apellidado Fernández, que se encontraba con él de guardia el 24 de noviembre de 2009, cuando la pequeña Aitana fue llevada en parada cardiorrespiratoria al centro médico El Mojón, en Arona, por Diego P.V, el novio de su madre.
Arrate se reafirmó en que plasmó en su parte médico “lo que vi” y puso en duda la veracidad de las dos autopsias practicadas a la niña, según las cuales Aitana murió a causa un traumatismo craneoencefálico por una caída el 21 de noviembre de 2009.
“Las lesiones y hematomas no cuadran con una caída de un columpio y mucho menos de cuatro días antes”, aseveró Arrate a la jueza titular de Instrucción 4 de Arona, Carolina Afonso.
“Me enteré de todo por la prensa”
Sin embargo sí admitió que nunca tuvo la certeza de los desgarros. “Había sangre en el periné. Podían ser malos tratos”, respondió al abogado que representa a la familia de Aitana, Plácido Peña Fumero.
En su defensa, el médico recalcó que las lesiones en el cuerpo de la niña no se produjeron por su intento de reanimarla, y que fue una vez estabilizada cuando llamó a la Guardia Civil porque “se vio en la obligación de hacer un parte al juzgado”. Una vez que se personaron los agentes de la Policía Judicial en El Mojón, fue cuando Arrate añadió en su parte lo de los desgarros.
También añadió que nunca supo que habían detenido a nadie. Tampoco se puso en contacto con la unidad de pediatría de La Candelaria para conocer la evolución de la niña. De la misma forma, no sabía que Aitana había sido atendida por un compañero suyo el mismo día de la caída en ese centro. “Me enteré de todo por la prensa”.
Ni pediatra ni ginecólogo
José Juan Arrate no es ni pediatra ni ginecólogo. Así lo ha reconocido ante la jueza. Trabaja como médico de guardia en El Mojón, el único servicio de urgencias público que hay en Arona, construido en barracones prefabricados. No ha sido apartado de la Sanidad y continúa trabajando en ese centro y en la clínica privada Santa Cruz.
Plácido Peña Fumero ha denunciado a Arrate, pero también a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias por negligencia ya que el médico que vio a la niña el mismo día de su caída ni siquiera le hizo una radiografía.
El caso Aitana dio la vuelta a España en noviembre pasado, cuando saltó la noticia. Diego no solo fue acusado en un primer momento y por numerosos medios de comunicación de violador de bebés y maltratador, sino también de asesino cuando la niña murió el jueves 26 de noviembre tras no poder superar la cuarta parada cardiorrespiratoria.
De martes a jueves, Diego permaneció en los calabozos de la Policía Judicial hasta que comenzaron a llegar al juzgado de Instrucción 7 de Arona informes médicos que negaban lo apreciado por Arrate. El juez Nelson Frías mantuvo a Diego en los calabozos hasta tener los resultados definitivos de la autopsia. El sábado lo puso en libertad sin cargos.
No había desgarros, efectivamente, pero tampoco lesiones por malos tratos, y las quemaduras que vio Arrate, y en las que sigue empeñado, fueron descritas por los forenses como rastros de una alergia. La causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico compatible con la caída de un columpio, versión que siempre habían defendido Diego y la madre de Aitana.
Tras el linchamiento social y mediático que sufrieron tanto Diego como su compañera, la pareja regresó a su lugar natal, Parla, en Madrid, donde enterraron a Aitana. Todavía hoy hay en internet una página web de Canarias 7 que sostiene la culpabilidad de Diego, que deberá declarar ante la jueza en noviembre, pero en calidad de perjudicado.