La contaminación marina, una amenaza constante

El riesgo de que en Canarias se produzca un episodio de contaminación por un accidente que afecte a un buque que transporte mercancías peligrosas es “importante”, según un estudio realizado por investigadores del equipo I+D Consemar de la Escuela Técnica Superior de Náutica, Máquinas y Radioelectrónica Naval de la Universidad de La Laguna.

Así lo dijo uno de los miembros del equipo investigador, Agustín González, quien añadió que en las aguas que rodean Canarias transitan del orden de 4.000 buques con mercancías peligrosas al año, por lo que el peligro de que se produzca contaminación en caso de un accidente de estos buques “está siempre presente, aunque no nos percatamos del mismo”.

Con este estudio se da a conocer que el peligro existe, que es real y que puede ocurrir en cualquier momento y con consecuencias “importantes”, declaró Agustín González, quien opina que en Canarias es factible que ocurra un suceso como el del Prestige en las costas gallegas.

Agustín González manifestó que el peligro aumenta en Canarias por la orografía de sus costas, así como por el hecho de ser islas y no un territorio continental, señalando al mismo tiempo que una gran variedad especies marinas se verían afectadas.

El experto advierte del daño que para la imagen exterior de las islas puede provocar un episodio contaminante de semejantes dimensiones.

El Archipiélago, lugar de paso obligado para muchas de las rutas marítimas

El investigador principal de este trabajo, Juan Gómez, profesor titular de la Escuela de Náutica, señaló que en este trabajo se pone de manifiesto que hay una serie de buques con mercancías peligrosas que transitan constantemente por Canarias, dado que el Archipiélago es lugar de paso obligado para muchas de las rutas marítimas que transitan por el Atlántico.

Lo que se ha hecho en este trabajo es una investigación exhaustiva de las repercusiones que podría tener un accidente y que lugares se verían más seriamente afectados, añadió Juan Gómez.

José Manuel Calvilla, miembro del equipo investigador, comentó que el trabajo en sí representa tan solo una muestra de un proyecto más extenso que pretende que Canarias se vea libre de cualquier tipo de contaminación por vertidos desde buques en sus costas.

Para ello colaboran con la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno canario en la revisión del Plan Específico de Contaminación Marina de Canarias (Pecmar).

Calvilla señala además que este equipo investigador de la Escuela de Náutica desarrolla en la actualidad el Sistema Insular de Respuesta y Operaciones ante Contaminantes Oceánicos (SIROCO), una serie de herramientas informáticas fundamentales para minimizar el tiempo de respuesta ante un accidente y determinar múltiples cuestiones como las zonas que se verán afectadas y la forma y medios que deben utilizarse para luchar contra la contaminación.

El trabajo realizado por este equipo investigador ha sido premiado por la Academia Canaria de Seguridad y Agustín González recordó que las consecuencias del derrame dependen del tipo de sustancia vertida, de manera que será mayor si se trata de hidrocarburos pesados.

El investigador principal del estudio explicó que el grado de contaminación depende de aquello que lleve el barco como carga, ya que el crudo es más contaminante y sus efectos poseen un mayor impacto visual que otros derivados más ligeros y volátiles como la gasolina, que se evaporan o diluyen a tal velocidad que sus efectos sobre la costa son mínimos y es difícil una respuesta efectiva ante estos.

Juan Gómez señaló que Canarias, por ser Zona Marítima Especialmente Sensible (ZMES), cuenta con rutas obligatorias para buques en tránsito, situadas entre Gran Canaria y Tenerife, y entre Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, sin embargo son numerosos los buques que transitan fuera de la ZMES, entre las islas orientales y la costa africana, transportando mercancías peligrosas.

“Corredor” entre África y Canarias

En este sentido Juan Gómez dijo que muchos de estos buques pueden suponer un grave riesgo y este “corredor” entre África y Canarias debe ser objeto de especial vigilancia.

Agustín González también destacó la importancia de controlar los barcos que pasan cerca de las costas de Canarias, algo que se realiza desde control del tráfico marítimo, para seguir su ruta de tránsito y estudiar qué costas podrían verse afectadas por un posible vertido.

Juan Gómez señaló que también han estudiado la evolución y comportamiento de la contaminación en función del lugar en el que se produzca el siniestro.

En cuanto a las zonas de mayor riesgo de contaminación, Agustín González señaló el norte de Tenerife, zona “bastante complicada” por lo abrupto de su orografía, así como norte y sureste de Gran Canaria, y la zona oriental de Lanzarote y Fuerteventura y noreste de La Palma, La Gomera y El Hierro, pues las corrientes marinas son predominantes en esas direcciones.

Este trabajo, según Agustín González, es la punta del iceberg, pues, además de revisar y actualizar los planes anticontaminación marina con los que cuenta Canarias, también se deben poner medios para comprobar que los buques que transitan cerca del Archipiélago cumplen las normas básicas de seguridad y prevención de la contaminación.

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