Emociones diversas en una vuelta al cole sin juegos en el patio por la ceniza del volcán: “Tenía miedo, pero quería ver a mis amigos”

Dayan y su madre Leticia. (ALEJANDRO RAMOS)

Jennifer Jiménez

El Paso —

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De la mano de sus madres o padres, con mascarillas y dos nuevos accesorios; las gafas de protección y paraguas con pleno sol. El alumnado de los tres municipios afectados directamente por el volcán de La Palma (Tazacorte, Los Llanos de Aridane y El Paso) regresaban este lunes a las aulas. Lo hacían bajo una lluvia de ceniza que ha impedido que puedan disfrutar de la zona favorita, el patio. “En nuestro centro, estábamos contentos de contar con muchos espacios al aire libre para hacer frente a la COVID, pero ahora no podemos usarlos por la ceniza”, explica Yenis Rodríguez, directora del colegio Adamancasis, en El Paso, que se sitúa a apenas unos 4 kilómetros del volcán. Es uno de los centros con unas vistas más impactantes a la erupción, desde donde en esta jornada podían apreciarse las columnas de ceniza desde cualquiera de las ventanas y sentirse el rugido. El alumnado llegaba a clase con incertidumbre y sentimientos encontrados. “Tenía miedo, pero quería ver a mis amigos”, señalaba Dayan junto a su madre Leticia.

“Hoy nos explicaron que este volcán es distinto al Teneguía”, continuaba Dayan, de seis años. Su madre indica que la conciliación laboral y familiar ha resultado muy complicada con la suspensión de clases, pero gracias al abuelo del pequeño, la familia ha podido sobrellevar esta situación que se ha venido prolongando durante un mes. Las actividades extraescolares también están suspendidas y lamenta que aún no disponen de fecha de reanudación de las clases de deportivas porque el campo de fútbol del municipio está siendo utilizado para otras labores de la emergencia. 

Carmen espera junto a su marido por su hija Greta, que se encuentra en el comedor. Explica que tenía cierto miedo de llevarla al colegio este lunes, igual que la pequeña. “Vivimos muy cerca, con el ruido constante”, afirma. Aunque no ha tenido que ser evacuada de su vivienda asegura que la situación vivida en el último mes no ha sido nada fácil. La menor quiere dormir con sus padres por las noches porque ha pasado mucho miedo. “Es terrible, esta misma mañana mi hija me decía que si pasaba algo, saliera corriendo”, lamenta. Greta sale directa a abrazar a su madre. Lo hace corriendo mientras deja atrás el comedor del colegio, pero cuenta a este periódico que pese a esos nervios iniciales lo ha pasado muy bien en su primer día de clase con sus compañeras y compañeros. 

Diuliz ha vivido una peor experiencia durante este mes. Ha hecho un gran esfuerzo trayendo a los pequeños hasta el colegio, situado en El Paso, ya que su vivienda, situada en Montaña Rajada (zona donde comenzó la erupción), fue arrasada por la lava. Llegó a la isla hace dos años desde Venezuela a la casa de su abuela, donde vivían hasta ahora un total de 11 miembros de la misma familia. Ha preferido que su fotografía y la de sus hijos no salga en este periódico ya que no se encuentran atravesando un buen momento. Ahora viven las mismas personas de la familia en una casa pequeña de tres habitaciones que le han prestado en Santa Cruz de La Palma, al otro lado de la isla. Cree que era importante traer a sus hijos al colegio aunque admite que es un sacrificio venir desde tan lejos. Además, en estos momentos se encuentra sin trabajo ya que las plataneras donde trabajaba su pareja también quedaron afectadas.

Salir de la rutina de solo hablar del volcán

Trabajar las emociones con el alumnado más afectado sigue siendo la prioridad. Yenis Rodríguez apunta que regresar a las aulas ha sido muy duro especialmente para el alumnado que ha perdido su vivienda. “Tuvimos hoy un caso de un niño que había perdido su casa y no se quería desprender de su madre”, lamenta. No obstante, la docente explica que los estudiantes entraron al colegio un poco cabizbajos porque desconocía cuál era el panorama que se iba a encontrar “pero a medida que se iban incorporando a las aulas y comenzábamos con las actividades de acogida se fueron sintiendo más a gusto y ya empezamos a verlos más entretenidos y más divertidos”.

Entre las actividades con las que manejar la situación en esta jornada, la directora del colegio apunta que se han realizado juegos, ejercicios cooperativos, dinámicas y estrategias en grupo. Entre ellas, destaca la isla del tesoro, es decir, tres maestras se disfrazaron de piratas y el objetivo era “sacar una sonrisa” a los niños y niñas a través de un recorrido por el centro “buscando diferentes estaciones donde se llegaba y se encontraban un puzle, un globo, una golosina, una sorpresa y entonces fue bastante entretenido”.

La parte más difícil de gestionar es que el alumnado no puede utilizar las canchas deportivas, el patio ni ninguna de las zonas exteriores de las que dispone el colegio para jugar. Lo mismo sucede en otros tantos centros de los tres municipios, que amanecieron impregnados por la ceniza del volcán. “Además hoy nos informaron de que la calidad del aire no era muy favorable”, explica Yenis Rodríguez, que añade que el colegio se ha planificado para realizar toda la actividad a cubierto. Para ello, ha acondicionado tres aulas de psicomotricidad para que el alumnado suelte la energía y salga un poco del entorno del aula. El centro se ha tenido que adaptar ya que, además de los 15 grupos que alberga, también ha acogido al alumnado de la escuela unitaria de Jedey, que ha quedado inaccesible por el paso de la lava por las carreteras cercanas.

Al protocolo derivado de la erupción se le suma el que hay que cumplir para prevenir la COVID-19, así como las cuestiones organizativas que suelen ocupar gran parte del tiempo de los docentes de todos los centros educativos en los meses de septiembre y octubre. “Yo me he visto desbordada”, asegura Yenis Rodríguez, que recuerda que solo llevaba siete días de curso escolar cuando comenzó la erupción volcánica.

Mateo tiene nueve años y medio. Es otro alumno de Primaria que también ha explicado a este periódico que esta mañana sentía miedo de cómo sería el protocolo. Sin embargo, también insiste en que lo ha pasado muy bien en clase. Su madre es docente de este centro y muestra la camiseta y las pulseras que el colegio ha preparado para dar la bienvenida en esta jornada tan especial. El pequeño ha salido del aula prácticamente dando saltos y emocionado “con el juego del tesoro, el de las sillitas y otros”. El miedo inicial y la incertidumbre se contrarresta con esas ganas que tenían los menores de hablar con sus iguales, de jugar y aprender en clase.

La Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias ha informado en un comunicado este lunes de que el inicio de las clases en los municipios afectados por el volcán de La Palma se ha desarrollado sin incidencias a lo largo de toda la jornada. La asistencia del alumnado a sus centros educativos ha superado el 90% en los municipios de Los Llanos de Aridane, Tazacorte y El Paso. No obstante, ante la previsión de que la lava del frente activo llegue al mar y de que el Comité Científico del Pevolca recomienda el confinamiento de la población en las zonas próximas, este martes los centros educativos de Tazacorte (el CEO Juan XXIII y CEIP El Puerto) suspenderán la actividad lectiva presencial y pasarán a enseñanza telemática hasta nuevo aviso.

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