Federico Grillo: “Sin cortafuegos, el incendio habría amenazado a más de 25.000 personas”

Federico Grillo, jefe de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria.

Canarias Ahora

Tejeda/Las Palmas de Gran Canaria —

El jefe de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, Federico Grillo, ha dicho este jueves que “de no ser por los cortafuegos el incendio forestal podría haber duplicado la superficie”, amenazando 25.000 hectáreas y “a más de 25.000 personas” provocando “dos frentes, uno al norte y otro al sur”.

Estos cortafuegos se diseñan y ejecutan por equipos especializados con un área que aborda las 1.000 hectáreas en Gran Canaria y que “han frenado el impacto de la cabeza del incendio y han evitado el paveseo y la expansión del fuego a la zona sur”, algo que es “clave” en caso de incendio de gran potencial.

Además, ha señalado que “han funcionado muy bien y han logrado detener varios sectores” del fuego ya que, de no existir, “se estaría hablando de doble de hectáreas arrasadas, entre ellas Inagua y toda la zona suroeste, con un potencial enorme de expansión en la cuenca de Tejeda, suroeste y el ascenso a centro de la cumbre”.

“Las áreas cortafuegos diseñadas han funcionado bien” en los últimos tres incendios en Gran Canaria, con un “80 o 90 % de superficie que ha hecho su trabajo”, ha celebrado. Como ha detallado, estos cortafuegos se realizan a través de estrategias de fuego técnico y quemas prescritas.

El fuego técnico es “la aplicación del fuego con un diseño estratégico, controlado para crear barreras y quemas de ensanche”, mediante la quema controlada de un área para que el fuego en su avance “se encuentre con zona quemada”. Es una técnica para “un cortafuego rápido, ensanchando por ejemplo una carretera de los 8 a los 200 metros”.

Por su parte, la quema prescrita “es un fuego técnico con unas condiciones ambientales blandas, de humedades altas en invierno”, que crea zonas de baja carga “al podar, reducir combustible, seleccionar especies basados en objetivos”.

La quema prescrita, además, “reduce costes porque limpiar una hectárea de pinar puede estar en torno a los 4.000 euros y de esta forma se deja por debajo de los 1.000” y en el caso de pastizales “a 60 euros de coste por hectárea, por lo que rinde mucho más”, incluso pasados diez años como es el caso de algunas de las zonas que han funcionado.

Los cortafuegos “son zonas a donde mandamos a morir al incendio”, ha apuntado, estudiando “los sitios donde hay más potencia de llama y de lanzamiento de cenizas”.

La zona de Mesas de Galás, importante por las instalaciones de comunicación que alberga, como ha indicado Grillo, “ha parado varios incendios como en 2013, con un fuego en la Cruz de Tejeda que se paró aquí. También en 2017 y ahora desde el lado contrario, con un cortafuego que ha funcionado”.

Lo mismo ha ocurrido en Llanos de Constantino donde “el cortafuego ha cumplido como hace un rompeolas, frenando las llamas más grandes que cuando entran en el cortafuego poco a poco pierden intensidad”.

En esta zona se vivió “una situación dramática la primera noche del incendio”, ha rememorado, por “un comportamiento agresivo con llamas de más de 50 metros”, pero los servicios de extinción pudieron apoyarse en el cortafuego y en “la zona de baja carga para frenar una propagación que llegó al otro lado muy tranquilo y se pudo apagar sobre la carretera de Cruz de Tejeda”.

Esa estrategia “no es una barrera, pero sí frena mucho y evita lanzamiento de cenizas y calma el fuego”, de forma que cuando llega arriba “se le puede entrar en ataque directo con llamas muy pequeñas de menos de medio metro”, ha apuntado.

Los cortafuegos se distribuyen “en las cresterías que dividen el norte del sur, de forma que no se pasen de un lado a otro con una barrera por pedazos y fracciones que están conectadas entre ellas”.

De no ser por estas defensas “ese comportamiento de cabeza muy agresivo del incendio podría haber lanzado cenizas en Inagua y que prendiera”, lo que hubiera obligado en “un incendio norte grave y otro sur a dividir efectivos y atacar dos frentes muy complejos”.

En la zona de Los Moriscos, “el área cortafuego se monta sobre la crestería en el tramo final, donde se suman todos los vientos se concentran gracias a la que la afección al bosque es mucho menor en la zona, lo que llevará a una recuperación muy rápida de apenas par de meses, mientras la zona anterior al cortafuego puede tardar hasta dos años”.

Esta técnica se empezó a aplicar en 2001 siendo “pioneros en Canarias y de los primeros en España” lo que convierte a las islas en “veteranas” de esta estrategia “con una aplicación basada en unos objetivos definidos, controlados y cuantificados”, ha dicho.

“Hay fuegos pequeños, beneficiosos, que en invierno pueden ser muy quirúrgicos en una parcela y que pueden pasar por la zona y respetarla”, ha señalado.

Como ha adelantado, los próximos pasos son el “diseño de zonas de baja carga en cumbres siguiendo las crestas hacia el norte y sur” y mantener las áreas quemadas como futuras barreras defensivas y “mejorar la técnica” eliminando, por ejemplo, “la presencia de especies como el pino insignia que no viene bien en caso de incendio” reemplazándolo por pino canario.

Además, el Cabildo, ha indicado el jefe de Emergencias insular, trabajará ahora de cara a las lluvias “para evitar que se arrastre y erosione el suelo”, porque sería perder “cientos de años de restauración”, en declaraciones recogidas por Efe.

Esto se realizará con “estructuras longitudinales de material quemado, aprovechando las curvas y los pisos del terreno para retener el sólido y frenar la erosión”.

Además, ha sido optimista con el estado actual del pinar de Tamadaba porque, aunque “hay zonas en las que entró con fuerza, hay otras en las que solo ardió pinocha” y, de cara a la biodiversidad del parque natural “ha quedado vacunada ante nuevos incendios”, con “un grado de afección menor de lo esperado”.

Aunque “era una avalancha de fuego” según lo ha definido, “no enganchó de lleno a Tamadaba, sino que avanzó a contraviento y le costaba”, algo que ha permitido salvar buena parte de la zona.

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